Efesios 2:17: "Él vino y a ustedes, que estaban lejos, les anunció las buenas nuevas de paz, lo mismo que a los que estaban cerca."
Una vez tuve a una profesora que marcó mi etapa de primaria. Ella era extremadamente buena con los alumnos, parecía que a todos nos quería de un modo especial, y enseñaba con tanta ternura que enamoraba a sus alumnos. Años después de salir del colegio, en la Universidad, tuve la posibilidad de un día ir a visitarla y compartir un rato con ella. Y le pregunté, a la vista de que para mí era imposible, que como hacía para que todos sus alumnos le cayeran bien. Ella sonrió y me dijo que no todos sus alumnos le caían bien, pero que su deber era que cuando todos sus alumnos salieran de su clase, se sintieran igual de felices y hubieran alcanzado igual los objetivos marcados. Para eso ella, cada mañana, se obligaba a poner una sonrisa, tuviera más o menos ganas, y se entregaba de lleno a su profesión.
Hoy leía este versículo de Efesios y me recordaba tanto a esta profesora, salvando las distancias... Porque Jesús fue el primero en introducir la igualdad de oportunidades en un mundo terriblemente desigual. Jesús tenía un grupo en el cual fariseos y zelotes convivían, cobradores de impuestos y pescadores, pobres y ricos. Por que lo que importaba, de cara al reino de Dios, para Jesús no era el poder, la capacidad de convocatoria ni la procedencia de su gente, lo que le importaba era la actitud del corazón de cada uno de sus discípulos, y hoy de nosotros. Él hacía su trabajo a pesar de que algunos de los que le pedían favor no lo merecían, en un caso un centurión romano y en otro una mujer sirofenicia.
Y si Jesús debe ser nuestro mayor ejemplo... ¿En qué forma se está comportando la iglesia hoy en día? ¿tratamos por igual al fariseo que al publicano? ¿Se trata igual al hijo del pastor que al huérfano de la obra social? ¿Nos importa lo mismo quien diezma poco que quien diezma mucho? Porque debiéramos tender a que, si sentimos diferencias, y es normal que las sintamos, en nuestro comportamiento no se note en absoluto. Y esa es la Iglesia a la que debemos aspirar, en ningún caso a menos que eso, tratando de, como dice la palabra, amar a nuestros enemigos, y bendecir a quienes nos persiguen. La Iglesia es una organización que debe tener una distribución mucho más horizontal entre sus miembros que vertical. Porque para cabeza de la Iglesia ya está Cristo, y ser cada vez mucho más igualitaria. Amad@ lector@, Dios te bendiga.
Guille Alías - Semillas del alma
Querido Guillermo, lo mejor es poner la mirada en Jesús, él nunca nos defrauda. Perseverar entendiendiendo que Dios tiene un propósito en la vida de todos, y seguir luchando por hacer lo que Dios ha puesto en nuestro corazón. Lo mejor es empezar nosotros a sonreír por igual a todo el mundo, a mirar nosotros por igual y orar por aquello que entendemos que debe cambiar.Sólo para Dios no hay acepción de personas, y eso es lo que cuenta, que a través del Hijo,todos, todos podemos llegar al Padre. Buenos días.
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