Hebreos 1:3: "Él es el resplandor de la gloria de Dios. Es la imagen misma de lo que Dios es. Él es quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la derecha de la Majestad, en las alturas,"
A veces hay deportistas que trascienden lo meramente deportivo. Hay deportistas con los que todos los aficionados quieren identificarse. Hasta el punto que pueden pasar años de su retirada y aún la gente compra sus camisetas, imita su forma de vestir o de peinarse, y desean ser como ellos. En mi equipo de baloncesto hay un jugador que aún después de veintidós años retirado aún vende camisetas, y cuando viene a España se puede dar su baño de multitudes viniendo a nuestros partidos. Una de las particularidades de estos ídolos, es que tienen la capacidad de transmitir muchos valores y cosas buenas o malas más allá de lo meramente deportivo, y sirven como reflejo del club al que representan para los niños y niñas, para la publicidad y para causas benéficas. Es el tipo de personas que, más allá de su desempeño profesional, se hacen queridos por su carisma, y por la forma en que representan y reflejan a sus clubes.
Jesús es aquel que refleja y representa la gloria de Dios, es el ídolo a imitar por los cristianos, es nuestro campeón. Si hubiera, que lo hay, merchandising Cristiano, sería todo en torno a Jesús. Y si no lo es, es erróneo, porque es la figura que el Señor ha dejado para que refleje toda su gloria. Pero es más, que con una sola palabra suya sustenta toda la realidad, toda la realidad que nos rodea y que podemos, o no podemos ver. Estamos hablando sin duda de un campeón sin igual en la historia de la humanidad, y que jamás tendrá parangón. Y Jesús, no sólo es el autor de la fe, es decir el autor también del objeto de la fe. Sino que, es el consumador, es aquel que completa las acciones que son necesarias para que tengamos fe, entre ellas, como no, su muerte y resurrección. Y es tan así, que a día de hoy nos llamamos cristianos y no con otro nombre, es decir nos definimos por el nombre y por el objeto de Jesús.
Así que, si Jesús es nuestro héroe, si Jesús es nuestro ídolo, debiera ser que esto se reflejara en nuestra forma de vivir andar y conocer el mundo. ¿Cómo puede ser que en el siglo XXI la Iglesia carezca y adolezca de las mismas carencias y problemas de los que carecía y adolecía en el siglo I? ¿Cómo puede ser que los cristianos aún no nos parezcamos a Cristo? Sé que es una tarea casi imposible, pero debiera ser que nos parecieramos en conjunto como Iglesia mucho más a Él. Si le preguntas a cualquier no creyente, te dirá que, a sus ojos, la Iglesia no es más que un nido de serpientes, y esto es porque incluso a nuestros ojos la iglesia muchas veces es un nido de serpientes. Si somos el mayor grupo de imitadores de Jesús, deberíamos dar coraje por lo buenos que somos, y no por lo incongruentes. Mi ánimo y mi motivación de hoy es para que trates de ser un poco más parecido a Jesús, yo también voy a intentarlo. Amad@ lector@, Dios te bendiga.
Guille Alías - Semillas del alma