lunes, 16 de enero de 2017

Está todo pagado 17/01/2017

1 de Corintios 6:20: "Porque ustedes han sido comprados; el precio de ustedes ya ha sido pagado. Por lo tanto, den gloria a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios."

En Andalucía tenemos una frase, un tanto cómica o de broma que dice "está 'to' pagado" en referencia a que hay mucha solvencia económica, o a que nos han invitado o algo por el estilo. Esta frase me recuerda a cuando en el antiguo Israel alguien aceptaba servir a otro en términos de esclavitud para que su deuda con el quedara saldada. Y es mas, toda deuda que ese esclavo tuviera con otras personas pasaba a ser parte de las deudas de las que su dueño que tenía que hacerse cargo y el esclavo debía pagar por esas mismas deudas. En ocasiones era tanta la deuda contraída por este esclavo que no se bastaba para pagar por ella y solo podía ser salvada por sus descendientes o ser perdonada, para lo cual había un mecanismo en la ley que se que se hacía cada siete años.

Nosotros desde que nacemos empezamos a incrementar nuestra propia deuda, una deuda que es con el pecado, una deuda que es con nuestras transgresiones y nuestras rebeliones con respecto a la ley de Dios y a lo que es correcto a sus ojos. A veces pienso que esa deuda es imposible de ser pagada, de hecho es imposible pagarla, si no fuera por la acción redentora de Dios sería imposible que ninguno de nosotros nos salváramos. Sin embargo no hay mayor prueba del inmenso poder y valor de Dios que el que pueda comprarnos con la sangre de Jesús. Porque Él ha comprado la deuda de miles y miles de millones de pecadores durante la historia simplemente con la sangre de Jesús, tan valiosa esa sangre que puede redimir al hombre a través del tiempo y del espacio. Estamos hablando de que no hay deuda por inmunda que sea la vida de alguien que no pueda ser redimida por la sangre y el amor de Jesús.

Pero no olvidemos, ahora hemos sido comprados, ahora ya no somos nuestros, pertenecemos a Dios. Esa pertenencia implica que, al menos, debemos estar con la predisposición de saldar nuestra deuda, aunque esto sea materialmente y espiritualmente imposible. Aún así, no podemos quedarnos de brazos cruzados diciendo "ya somos salvos", aunque lo seamos, porque nuestro propósito ha cambiado de ser el de sobrevivir en este mundo cruel, a servir al Dios que lo dio todo para pagar nuestra deuda con el pecado. Es más fácil contenerse ante el pecado cuando uno entiende que alguien que nos amaba pago la cuenta en el restaurante donde comíamos, es más fácil cuando sabemos que alguien pasó la tarjeta de crédito de la infinita santidad, que alguien se castigó para que no seamos castigados nosotros. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

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