viernes, 30 de junio de 2017

Su plan es mejor 01/07/2017

Hechos 27:14: "Pero al poco tiempo un viento huracanado, conocido como Euroclidón, dio contra la nave"

He de admitir que hay ciertas horas del día a las que me gusta ver películas de dibujos con mi hija, más cuando ella y yo sólo podemos vernos en los días que nos toca visita. Hay una película que últimamente vemos mucho, se llama Vaiana, Moana para muchos países fuera de España. En un momento de la película, esta heroína lleva un tiempo buscando a un personaje llamado Maui, y se desata una tormenta tremenda que la hace naufragar, pero que es desatada por el océano, que es un personaje que funciona de manera inteligente, Vaiana está frenética con el océano y quiere golpear al océano, pero cuando mira a su alrededor se da cuenta de que está justo en la isla donde Maui vive como un náufrago. Ella se queda un segundo atónita, mirando al mar con cara de sorpresa, y este, con un ola asiente como diciendo "¿Decías algo?". Pese a todo lo que había pasado, el plan del océano la había traído a su destino.

A mí me ha pasado a veces, tratar de solucionar en un trabajo un gran problema y darme cuenta, al poco tiempo, que en la marea en que me había visto sobrepasado, estaba la solución a mis problemas, que había una nueva situación inesperada por mí que solucionaba todos mis problemas. Me ha pasado mucho en mis finanzas, pensar que no llego, no llego, no llego, hasta que llego. Que la gran base de mis miedos se convirtiera en la solución a mis problemas. Porque el final del camino, en casos como este nunca es el previsto. Pablo no esperaba en hechos tener que pasar por un periplo como el del naufragio, pero las pruebas a las cuales Dios los sometió allí y como ellos las soportaron, así como la demostración de poder de Dios a través de Pablo si que eran parte del plan de Dios para aquel momento. Aunque en la tempestad seguro que muchos perdieron toda confianza.

Por eso, aunque tu plan haya sido poner tu barca en la dirección correcta, y veas aparecer una tormenta, no temas. Y no temas, porque Dios está usando esa tormenta para acelerar tu camino, para hacerte confiar en él, para que sientas lo que es naufragar en sus fuerzas y para que entiendas que su plan SIEMPRE es mejor que el tuyo. Tú eliges, puedes quejarte contra el océano, patear la orilla y enfadarte... O puedes darte cuenta del gran regalo que es una tormenta de parte de Dios y un naufragio en sus orillas. Si algo he aprendido en estos cuatro años de caminar junto a Él, es que todas las tormentas en las cuales me meto con Dios son increíbles, maravillosas y espectaculares, y además, al salir el sol, Él me ha llevado a algún sitio inédito, inesperado y maravilloso. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

jueves, 29 de junio de 2017

Soy el embajador 30/06/2017

Efesios 6:20: "del cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo proclame sin ningún temor, que es como debo hacerlo."

Seguramente pocos de mis lectores hayan oído hablar de Pedro de Aristegui, hasta hace bien poco yo he de admitir que tampoco lo había hecho. Pero Pedro fue un papel de esos que pasan inadvertidos en una película pero que realizan las acciones más cruciales que cuentan la trama. Le llamaban "esquivabombas" por como fue capaz de evitar una treintena de atentados en su contra. Como parte del gobierno de España en la península recibió cuatro de la ETA, en Argentina varios más, en Nicaragua los sandinistas le dieron lo suyo también como embajador cuando logró salvar a muchos nicaragüenses y periodistas dándoles refugio en la embajada. Sin embargo, no pudo esquivar todas las balas y murió delante de la embajada española de Beirut, ya entrado el nuevo siglo, defendiendo un ideal de paz y democracia que siempre había defendido. En palabras de Bob Marley, en contra de los malvados.

Este hombre jamás abandonó una embajada española en tiempos de dificultad porque Él representaba la paz y nuestros ideales en esos países. Porque eso es un embajador, es el representante del gobierno de un país, en otro país, es la autoridad máxima y cada acto que realiza es la imagen de su país en el exterior. De tal modo, qué en los últimos cincuenta años hemos visto un descenso del nivel de la mayoría de los embajadores, cuando antes eran personas intachables, ahora vemos a gente que mancilla el honor de su País con numerosos escándalos. Y un poco se ha perdido aquella imagen del embajador que ponía los intereses de su país por delante de sus necesidades personales, para los cuales el puesto era más importante que su persona. Pero que no tienen en cuenta esta nueva generación de Embajadores, es que la imagen de su país queda totalmente dañada, sucia, devaluada por culpa suya, y eso tiene poca solución.

Yo no soy un maestro en explicar cuál debiera ser el testimonio idóneo de un cristiano. He escuchado a gente decir que un testimonio perfecto genera desconfianza en los no creyentes, y que un testimonio pecaminoso genera poca fe en Dios. Yo creo que lo que debiera ser un cristiano es un intachable sincero. Para mí, el verdadero testimonio que genera un cambio en la mente del no creyente, es aquel que muestra sin miedo su imperfección, pero también la lucha que hace frente esa imperfección. Yo creo que los no creyentes, lo digo por experiencia propia, están hartos de nuestra religiosidad. Cuando realmente ven que una persona ha cambiado su vida, que tiene pecados, pero que lucha contra ellos y que vence, gracias a Dios, entonces su mente asiste atónita algo que jamás antes había visto, y ahí Dios puede cambiar los corazones de piedra de este mundo. Seamos buenos embajadores, estemos dispuestos a morir frente a nuestra embajada. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

miércoles, 28 de junio de 2017

Repelente hipócrita 29/06/2017

Mateo 7:5: " ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano."

Tenemos una vecina odiosa en casa, supongo que a algunos os ha podido pasar. Es una persona mayor, desequilibrada, chismosa... Mi vecina la ha sorprendido más de una y de dos veces espiando por encima de la valla de su casa y de la mía, ha intentado envenenar a nuestros perros varias veces y tiene varias denuncias cruzadas por arañar coches en el barrio y dar de comer a gatos callejeros inundando nuestras calles de gatos sucios y llenos de parásitos. El problema surgió hace unos años cuando nos llegaron a todos los vecinos denuncias anónimas acerca de elementos no permitidos en nuestras parcelas, algunos eran un pozo, una piscina o un trastero, pero había como dieciséis denuncias anónimas para siete parcelas, todas alrededor de su casa. Y esto cabreó a algunos que pusieron inmediatamente una denuncia en el ayuntamiento, al final se hizo el estudio y de la dieciséis fructificaron tres, y en cambio a ella le obligaron a tirar cinco cosas en su casa y otras dos que consiguió esconder.

Y esto es algo que vemos habitualmente en la sociedad, todos criticamos a los demás, todos juzgamos en los demás lo que no queremos juzgar en nosotros. Y el principio mental detrás de todo esto es la necesidad de sentirnos buenos, es una necesidad meramente heredada de nuestro diseño original y de la caída en el pecado. Cada vez que cometemos un pecado, o en el caso de un no creyente, hacemos algo en contra de la moral, en nuestro corazón se instala el sentimiento de culpa, porque realmente sabemos que está mal. Y como cambiar nuestra vida y enmendarlos nos resulta extenuante, mucho más que echar la culpa sobre otros que vemos que hacen lo mismo. La linealidad del proceso es la siguiente: Actúo mal, siento culpa, la culpa se instala en mi interior, veo a alguien que hace lo mismo que yo, proyecto mi culpa sobre él. Y en parte es algo que hacemos casi sin darnos cuenta, es un proceso del subconsciente.

Pero los creyentes sabemos que es algo que creó el enemigo para hacernos pecar doblemente. Pecamos en nuestro pecado y pecamos en ese juicio paralelo. Yo a veces me he sentido muy juzgado en la Iglesia por gente que jamás me había tendido una mano para ayudarme con mis problemas, pero que se los contaba a otros para prevenirlos de mí, y no sólo conmigo, con más gente. ¡Hipócrita! Si no has estado en mis luchas, y no ha sido parte de la solución, sin duda eres parte del problema, agrandando y alejándome de mi comunidad... Pero no... No es eso, simplemente son gente que peca como tú, o más incluso, pero que ha visto tu vulnerabilidad para proyectar su sentimiento de culpa y su insatisfacción consigo mismo sobre ti, no te preocupes ni te enfades, Jesús será tu única defensa en este problema, no lo predicó por casualidad, créeme. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

martes, 27 de junio de 2017

En tu propia horca 28/06/2017

Ester 7:10: "Y así Amán fue colgado en la horca que había mandado preparar para Mardoqueo. Con esto, la ira del rey se calmó."

Un año, mi grupito de amigos de clase, que éramos seis, fuimos retados por los malotes de la clase, los más duros y agresivos. Yo siempre fui un estratega y no quería perder, así que, cual Genghis Khan o Atila el Uno, fui clase por clase, reuniendo a las tribus, a los acosados, los débiles y los que no encajaban. Mientras estos malotes montaron en un árbol del colegio un montón de bolsas de orina, con la intención de bañarnos en ellas. El momento fue glorioso, cuando aparecimos fue para mí como en una batalla medieval. Cincuenta chavales, en mangas de camisa, enfrentando a unos diez matones. Al final conseguimos encerrarlos en su trampa pero, no sabíamos que había orina en las ramas. Uno de mis amigos se creció, yo había roto la escayola de mi brazo golpeando con ella a su lider, mi amigo empujó tan fuerte a otro que golpeó el tronco y todas las bolsas de orinas cayeron sobre los abusones, fue uno de los mejores momentos de mi vida, y ya nunca más temí a un abusón.

Porque la falta de consideración de todos los factores es un determinante humano. El Titanic era el barco insumergible, y fue sumergido en su primer viaje. La bolsa de Nueva York era el gran orgullo de su país, haya que cayó. Los nazis fundaron un Reich de mil años que duró menos de veinte... Porque el ser humano cree que ha cerrado todos los flecos de un plan y nunca lo hace, siempre hay cosas que escapan a nuestro control, y esas cosas son las que consiguen que nos ahorquemos en nuestra propia horca. Incluso el más metódico de nosotros, con toda su técnica y su preparación es susceptible de cometer errores de cálculo, y los cometerá, más antes o más temprano, haciendo que su propia bolsa de orina caiga sobre ellos. Tal como Amán, tal y como aquellos matones, no consideraron todos los actores, todos los factores de la ecuación, y al final su falta de planificación les pilló en contra con sus propias trampas.

Aunque en el Reino de Dios Él siempre tiene un factor que la mayoría de gente desestima o subestima, y es la acción de su mano para protegernos. Un año, un jugador descontento de mi equipo me amenazó en un grupo de WhatsApp público, y su amenaza fue que esa tarde me daría una patada. Yo estaba inquieto, pues aunque sé pelear, no corresponde a un hijo de Dios defenderse así. Y me dije a mí mismo, "si tienes que recibir un buen golpe por mantener tu testimonio con estos chicos, te lo comes". Sin embargo, aquella tarde ese chico no vino, y dos días después me enteré que se había partido el tobillo en clase. Y no me alegré, pero estoy más que seguro que ese chico tenía su plan para atacarme bien meditado, pero sin tener en cuenta la acción protectora de Dios sobre un hijo suyo. Y he de ver en vuestras vidas, queridos lectores, tantos enemigos colgados de sus propias horcas, tanta protección de Papá en nuestras vidas, que igual que Mardoqueo nuestra alegría nos desborde. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

lunes, 26 de junio de 2017

Equipaje de un cristiano 27/06/2017

Lucas 9:3: "Les dijo: «No lleven nada para el camino. Ni bastón, ni mochila, ni pan, ni dinero, ni dos túnicas."

Yo soy malísimo cuando tengo que hacer el equipaje, pero no porque sea un desastre, sino porque me excedo siempre con las cosas que necesito. Cuando era más joven, o pequeño, e íbamos a viajar a algún lado y mi madre nos hacía preparar el equipaje, yo recuerdo que siempre llegábamos a mi cuarto y empezaba a decir que no a la mitad de las cosas que yo quería llevar, porque no eran necesarias ¿Para que necesitaba yo dos bañadores en la montaña o un piolet en la playa? Mi madre siempre controlaba las necesidades del viaje al dedillo, sabía lo que íbamos a necesitar, y siempre decía "si necesitas, por un imprevisto, llevar algo más, lleva dinero y lo compras". Y la verdad es que no se equivocaba, la mayoría de las veces resultó más fácil comprar un bañador si, en última instancia, encontrabas un lugar donde bañarte inesperado, que tener que pagar recargo de peso en el aeropuerto por llevar ese bañador en la maleta.

Pero cuando vas a un aeropuerto, yo tengo siempre que volar un par de veces o tres al año, te das cuenta que este problema es común a todas las personas. La gente mete y lleva tantas cosas en las maletas, que uno de cada tres pasajeros tiene que pagar recargo por exceso de peso en el equipaje. Yo creo que esto está relacionado con el hecho del miedo que la gente tiene a lo inesperado, a que ocurra algo para lo que no estés preparado lejos de casa y el estrés consiguiente. Porque a veces al ser humano nos preocupa más ese estrés, que el hecho que lo causa en sí. Y veo, especialmente en las mujeres, una preparación de equipajes absurda, con exceso de ropa, artilugios de cuidado personal y belleza, que van a encontrar allá dónde van, y que no necesitan. Pero uno de los miedos nuestros en estas situaciones es el de no poder encontrar aquello que necesitemos en el lugar donde vayamos, de que no haya posibilidad de que nos lo proporcionen.

Pero Jesús cuando comisiona a los apóstoles les dice que no lleven equipaje, que vayan prácticamente con lo puesto. Y uno podría no entender esto ¿Porqué querría Jesús que fuéramos ligeros de equipaje? Yo veo que hay algunas razones de interés. En primer lugar, el que viaja ligero de equipaje puede viajar rápido, tarda poco en empacar y en desempacar. Por otra parte, el que viaja ligero no tiene miedo de perder o de que le roben el equipaje. El que no tiene de nada consigo debe confiar en la provisión diaria de Dios, tiene que tener fe en que Dios sostendrá su marcha. Aquel que viaja ligero de equipaje depende de la bondad y hospitalidad de otros a los que se encuentre. Son muchas razones que, conociendo los principios y fundamentos del Reino, tiene sentido que a Jesús le interese que vayamos ligeros de equipaje, y nosotros sólo pensamos en meter cosas inútiles en la mochila. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

domingo, 25 de junio de 2017

Hay que esforzarse 26/06/2017

Hageo 2:4: "Pues esfuérzate ahora, Zorobabel, y esfuérzate también tú, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y ustedes, pueblo todo de la tierra, ¡cobren ánimo y pónganse a trabajar, que yo estoy con ustedes! —Palabra del Señor de los ejércitos."

Uno de los momentos en los que la gente más se acuerda de Dios es a las puertas de un examen o una prueba difícil. Incluso los no creyentes, en las vísperas de selectividad, o de cualquier examen final con una dificultad alta. A mí me pasó prácticamente durante todos mis estudios, porque me falta la capacidad de atención como para sentarme y estudiar mucho tiempo concentrado, así que le pedía a un Dios en el que no creía que los conocimientos entraran en mi cabeza por arte de magia y así poder aprobar los exámenes. A pesar de que muchos de ellos los aprobé sin haber estudiado lo suficiente, nunca le di credito de ellos a Dios, siempre se lo daba a mi buena suerte, y a mi inteligencia. Cuando me veía rogando, mi padre, que tampoco creía en Dios, siempre me decía "Esto es como quien le pide a Dios que le toca la lotería y no compra el boleto, si quieres aprobar, pídeselo a Dios, pero ponte a estudiar".

Y en el mundo un poco queremos que algo así nos ocurra. Por eso la gente echa la lotería, las etiquetas de Nescafé, y es muy fácil que nos hagamos ludópatas. Porque el ser humano, tiene el pecado de la pereza bien instalado en su carácter, como un pequeño virus que te infecta y que no te das cuenta que no es parte de tu ADN porque lo llevas teniendo desde hace mucho tiempo. Y si podemos conseguir vivir sin tener que trabajar, sin tener que esforzarnos, eso nos causa gran felicidad, o eso creemos. El problema, es que cuando el ser humano, que ha sido diseñado para desarrollarse en el trabajo, no trabaja, se convierte en un ser desmotivado. Si no que se lo digan a todos aquellos hijos de Millonarios que, a base de comodidades y de no tener que esforzarse se convierten en personas sin motivación ninguna. Si habláramos con cualquier psicólogo nos diría que las mayores satisfacciones, y lo que más aumenta la motivación de una persona, es conseguir logros por los que se ha esforzado.

Y es que Dios no se caracteriza por ser un Dios que solucione las consecuencias de la pereza de los vagos. De hecho, uno de los pecados de los que menos conscientes somos es la pereza, que no es una sensación de cansancio, si no es sucumbir a esa sensación y no esforzarse lo suficiente. No por casualidad, en muchos libros de la Biblia, el Señor hace hincapié en el mandato de esforzarse, además no lo hace como una sugerencia, sino como un mandato. Yo encuentro dos razones a esto, la primera es que, en efecto si no nos esforzamos muy difícilmente estaremos motivados por los logros que Dios nos entregue. Y la segunda, es que parece ser que Dios disfruta más siendo multiplicador de nuestros esfuerzos, que generador de toda la Victoria, que es algo que puede hacer igualmente, pero que no implicaría colaboración por nuestra parte... ¿Y que padre no quiere colaborar con sus hijos? Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

sábado, 24 de junio de 2017

Te tienen envidia 25/06/2017

Mateo 5:11: "»Bienaventurados serán ustedes cuando por mi causa los insulten y persigan, y mientan y digan contra ustedes toda clase de mal."

Como alguna vez ya he comentado en este devocional, cuando era pequeño sufrí bullying de algunos compañeros de colegio. No era un bullying demasiado grave, pero si recibía insultos, risas, y sentía estrés y miedo al pasar por según qué zonas del patio del colegio, recuerdo este miedo como una sensación muy vivida. Cuando llegaba del colegio, recuerdo contárselo a mi madre esperando que ella fuera a resolverlo con los profesores, pero en aquella época era normal decirle a los niños que esto ocurría porque nos tenían envidia, y dejar que uno se hiciera duro ante este tipo de comportamientos. Pero es cierto, que uno podía observar que este comportamiento surgía por la envidia, ya que nosotros, los niños a los que nos insultaban, éramos aquellos que sacábamos mejores notas, o cuyos padres nos podrían proporcionar alguna cosa más. Eso era algo que podía verse a primera vista.

Porque la envidia es un sentimiento que genera un odio visceral y estúpido que no se puede controlar y despliega esa clase de violencia en niños y en adultos. La envidia hace que no nos podamos alegrarnos por la bendición de un hermano, de una amiga o de un desconocido... Nos preguntamos cómo puede ser que el mundo o Dios sea tan injusto con nosotros... Lo peor de esa pregunta es que todo el mundo se la hace, incluso aquel que parece no tener razones, también se queja de su existencia. La envidia tiene razón de ser en un espíritu de queja, pero siempre es dirigida hacia aquel que está bien, hacia aquel o aquella cuya vida es bendecida por un motivo cualquiera. En sociedades más primitivas cuándo esto pasaba se tendía a esconder esa bendición porque era posible que por envidia te agredieran o te mataran... Ya no era simple bullying, eran palabras mayores.

Y yo digo que cuando nos agreden, insultan o persiguen por nuestra fe, es gente que se siente profundamente perdida, sola y triste en su interior y cuyo corazón envidia lo que ve en nosotros. A lo mejor ellos no perciben esto como envidia pero sus almas están profundamente envidiosas de las nuestras, que son salvas, que están completas en Jesús, que no están solas. Es lógico que sus almas perciban la diferencia y es lógico que el dolor y la rabia inunden sus corazones. No sólo esto, nos envidian porque tenemos algo que envidiar, porque tenemos el gozo de tener un Padre como el que tenemos, de tener un salvador como el que tenemos. Es una sería razón para ser envidiados, y aunque siempre utilicemos este versículo para hablar de su defensa, tenemos que pensar más razones por las cuales tenemos que ser dichosos. Gracias a Jesús. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

viernes, 23 de junio de 2017

El mejor profesor 24/06/2017

2 Crónicas 27:6 NVI: "Jotán llegó a ser poderoso porque se propuso obedecer al Señor su Dios."

Recuerdo, en mis tiempos universitarios, que teníamos una discusión entre las diferentes facultades que impartían mi carrera en España acerca de qué títulos eran mejores o peores, a ver quién podía ser más prestigioso según la universidad en la que había estudiado. Era una discusión estúpida, y siempre justificábamos la decisión en función de los profesores que teníamos y donde ellos trabajaban. Si nosotros teníamos un profesor de cierto prestigio en una asignatura, queríamos competir en los foros, que por aquel entonces eran un método muy utilizado para discutir, diciendo que ese profesor nos daba más prestigio que a otras facultades. Lo primero que aprendí a terminar la carrera y llegar al mundo real, es que ese prestigio que yo buscaba no me lo daba mi facultad, tenía que ganarlo yo con mi trabajo. Y así hay quien saliendo de un mal centro de estudios ha logrado ser genial.

Pero es cierto que en los estudios, en el deporte, y en otros muchos campos, buscamos a ese profesor, a ese maestro, a ese entrenador que puede darnos una ventaja sobre nuestros rivales, que nos puede dar prestigio y hacernos poderosos en nuestra disciplina. Y hay gente, que por ello, se va muchos kilómetros lejos de casa buscando algo que tiene que conseguir por si mismo. Pues uno puede tener a los mejores profesores, que si no tiene la voluntad de trabajar duro, no va a conseguir nada. Aunque es verdad, que una eminencia, una leyenda de una disciplina, puede hacerte subir un peldaño si tienes la voluntad de trabajar duro sobre lo que él o ella te enseñen. Por eso hay veces que cuando una de esas personas se decide a dar una formación o seminario tienes que cogerlo cueste lo que cueste, porque inviertas lo que inviertas es poco. Todo sea por alcanzar la excelencia y mejorar tus límites.

Y a veces nos pasa esto un poco a los cristianos, todos queremos crecer, tener la presencia de Dios en nuestras vidas, pero como no queremos pagar el precio del Reino, tratamos de alcanzarlo buscando a los pastores más prestigiosos, a los más populares, porque sin duda ellos podrán hacernos estar más cerca de Dios, más dentro del Reino. Esta es una idea falsa, nadie puede acercarte al Señor más que tú mismo, si quieres vivir en el Reino tienes que pagar el precio del mismo. Y no es que sea un precio de obras, es un precio de amor y humildad, un precio de rendición a la voluntad de Dios. Pero si hay una eminencia a la que no debemos faltar a sus clases, a sus seminarios. Él nos puede hacer poderosos, sus mejores enseñanzas están recogidas en la Biblia, y aún así, adora hablar con nosotros de forma personal y cercana, a ese debes seguir, sigue a Jesús, sigue al Señor. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

El bautismo de fuego 23/06/2017

1 Juan 2:6: "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo."

El rugby es un deporte fantástico, y así podría acabar este devocional diciendo una gran verdad. Una de las grandes cosas que el rugby fomenta, es la transmisión de valores de jugador a jugador, de padre a hijo, de hermano a hermano, entre todos los jugadores que componen este deporte. Y todo empieza con el bautismo de fuego, al menos así lo llamábamos en mi equipo, que es el primer día que juegas un partido y te estrenas como jugador de rugby. Ese día, tus compañeros te hacen pasar una serie de novatadas, pruebas y otros acertijos, que al terminar concluirán con un bautismo de cerveza, que hace que el jugador, a partir de entonces sea de pleno derecho jugador del rugby. Estas y otras tradiciones y valores, hacen que el rugby se transmita de generación en generación, y un jugador se sienta conectado con los grandes jugadores de antaño, casi como si jugara con ellos.

Para mí es muy motivante hacer todas estas cosas y seguir la estela y el modo de hacer de gente que hizo lo mismo que yo mucho tiempo antes. Y sé que es motivante para el resto de nosotros porque a la gente le gustan los clubes de cualquier tipo que tienen un amor por la tradición, por la forma de actuar tradicional o antigua, y por seguir la estela de gente que marcaron épocas en el pasado. Por eso en muchos negocios y clubes ponen en el rótulo desde el año que se fundó, porque están invitando a la gente a ser parte de una tradición, de un modo especial de hacer las cosas que se ha mantenido por muchos años. Igual que nadie puede decir que es un jugador de rugby si no ha pasado el bautismo de fuego, nadie puede decir tampoco, que es soldado si nos jura la bandera, porque son parte de las formas de actuar que deben seguir para ser del colectivo.

Por eso, nadie puede decir que es cristiano si no sigue los pasos que Cristo siguió, sino es un verdadero imitador de Jesús. Da igual el tiempo que uno pase en la iglesia, las veces que vaya a las actividades que se organizan, o qué tan buen predicador, adorador, o misionero se vea para el público. Porque lo que en realidad define si uno es buen cristiano o no es qué tal anda la senda que Cristo anduvo. Y la primera tradición que Cristo nos transmitió, fueron los cuarenta días que pasó en el desierto, preparándose para un ministerio de tres años. Y después fue un continuo negarse a sí mismo y a sus necesidades físicas para que las espirituales cobrarán importancia. Yo he llegado a un punto en que las acreditaciones, los títulos, las victorias conseguidas, no me dicen nada si tu vida no me habla de Cristo. Porque mi propia vida no me dice nada si no me habla de Jesús. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

miércoles, 21 de junio de 2017

La Junta de vecinos 22/06/2017

Efesios 4:3: "Procuren mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz."

Todos los grupos humanos que se gobiernan en asamblea son muy difíciles de gobernar, porque cada uno expresa su opinión, normalmente egoísta, y eso hace que haya muchas voces que no se ponen de acuerdo. Tengo un amigo que es corredor de fincas, y el estrés que su profesión le suscita termina por sobrepasarle, porque nadie quiere nunca llegar a acuerdos en las comunidades de vecinos, todo el mundo quiere que se tome su decisión y no la de los otros, nadie quiere que su voz no sea la dominante, y muchas reuniones se convierten en jaulas de grillos de gente gritando sin escucharse unos a otros. Y sin embargo, cuando una de estas comunidades tiene alguna cosa, cualquiera por la que unirse, o contra la cual, son capaces de acometer cualquier trabajo unidos y conseguir lo que se propongan. Y vemos comunidades que han vencido a grandes constructoras y empresas con la fuerza de la voluntad y de la unión.

Porque siempre que gente de diferentes formas, tamaños, razas y pareceres encuentran algo en común alrededor del cual enfocarse son capaces de hacer cosas increíbles. Lo vimos en la reconquista, las cruzadas, en la creación de los Estados Unidos o en la unión de los aliados en la segunda guerra mundial. Porque siempre que el hombre ha sido capaz de dejar a un lado sus diferencias para unirse hace cosas grandes que sorprenden a todos. Y la clave está, como no, en dejar a un lado sus diferencias, que no olvidar aquello que les separa, pero si dejarlo a un lado, guardarlo para uno mismo y construir juntos en lo que les une. Y no hablo de cosas como la gran pirámide o la muralla China, sino más bien de cosas como la democracia, la caída del muro de Berlín o el "We are the world". Porque las mejores cosas en las que nos hemos unido han sido cosas de las cuales no quedan monumentos.

Por eso yo creo que cuando Dios nos habla en la Biblia de unidad, no nos está pidiendo que seamos todos idénticos, con un pensamiento y un entendimiento único de su palabra. Yo creo que lo que Dios nos estaba pidiendo era dejar de lado lo que nos separa, no mirar con los ojos del juicio y de la crítica lo que no nos gusta de otros cristianos, y juntarnos en lo que nos une, su hijo Jesús entre otras cosas, y levantarnos unidos con pasión por lo que hacemos y tenemos que hacer. Sólo cuando esto ocurre, se levanta un espíritu de koinonía y, en efecto, Dios obra milagros a través de su pueblo. La unidad no se trata de una dictadura denominacional, de hecho, Apocalipsis nos previene contra el que pretenda unificar todos los credos... Se trata de mirar a lo único sin lugar a dudas, al dulce maestro, al Jesús de las escrituras, e ir en pos de Él todos juntos, sin mirar nuestras diferencias. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

martes, 20 de junio de 2017

El apodo 21/06/2017

Salmos 68:5: "Dios, en su santo templo, es padre de los huérfanos y defensor de las viudas."

Durante casi nueve años jugué al baloncesto en el club en que me formé, era el club de mis amores y un club de pueblo. En Andalucía tenemos la costumbre de tener motes o apodos que nos preceden y hacen de heraldos de nuestra persona. Al principio era el gemelo, después fui "último segundo" porque en varios partidos metí una canasta de último segundo. Pero un día, en un partido, cometí un error casi fatal. Nos jugábamos entrar en el playoff e íbamos ganando por 5 puntos en el último minuto. Mi entrenador nos mandó ejecutar una jugada que se llamaba cuatro esquinas, que servía para perder el máximo tiempo posible y que terminara el partido. Yo en cambio escuché cuatro segundos y tiré desde el medio del campo un tiro que ni siquiera se acercó a la canasta, aunque al final ese partido lo ganamos, durante mucho tiempo en aquel pueblo todo el mundo me llamó cuatro esquinas.

Aquel título me precedió durante muchos años con gran vergüenza, ya que lo que me definía como jugador, pensaba yo, era mucho más que esa jugada. Y de hecho si yo tenía la pelota en esa jugada, era por ser el jugador con más confianza en esos últimos minutos. En la vida encontramos títulos que también preceden a la gente, desde el Cid Campeador a Batman, pasando por "el encantador de perros", son los heraldos de nuestra fama, los que dicen lo que hemos hecho o lo que somos capaces de hacer. En el deporte es habitual que las estrellas del deporte tengan ese tipo de apodos, que no sólo les preceden, sino que también intimidan a los rivales. En boxeo es muy relevante, si tienes que enfrentarte contra "panadero", no es lo mismo que si tienes que hacerlo contra "la sombra", si luchas contra un tal Pepito no es lo mismo que si luchas contra "el descuartizador". Al final intimida mucho el apodo o el nombre que precede a la persona. Si no, que se lo dijeran a Atila, a Gengis Khan, y a otros grandes invasores de la historia.

A mí una de las cosas que más me gusta de Dios, es que entre todos sus títulos destacan los que hablan con voz más alta de su misericordia. Por ejemplo, "defensor de las viudas y padre de los huérfanos", en ese título le está hablando a todo aquel que quiera aprovecharse de la situación de alguien débil, de que él va a defenderlo con mano firme. Mi señor no necesita títulos como "el destructor", todos saben que un chasquido de sus dedos puede destruir el universo. Pero que Él tenga la voluntad firme de defender a los más desprotegidos nos invita a nosotros a ser parte de esa protección activa. Por supuesto que el Señor es Padre de los huérfanos y protector de las viudas, pero nosotros también seguimos siendo, en parte, figuras paternales y protectores de aquellos que no tienen quien les proteja. Al fin y al cabo somos brazo ejecutor de la cabeza de la Iglesia que es Dios y tenemos que seguir engrandeciendo este título, entre otros, hasta que el vuelva. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

lunes, 19 de junio de 2017

No puede tocarnos 20/06/2017

Zacarias 3:2: "Pero el Señor le dijo a Satanás: «Yo soy el Señor, y te reprendo a ti, Satanás. Yo he escogido a Jerusalén, y a este hombre lo he rescatado del fuego como a un tizón. Por eso yo, el Señor, te reprendo.»"

Recuerdo el día que nos cambiamos de casa, fue hace trece años y me costó mucho adaptarme al hecho de ser nuevo en el pueblo. Poco después, un día, mi hermano y yo deambulábamos dando un paseo, ya que aún no teníamos carnet de conducir, y no teníamos amigos con los que pasear en el pueblo, y un grupo de chicos un tanto más malotes que nosotros, intentaron insultarnos y vejarnos, aunque nosotros salimos corriendo de allí. Poco tiempo después, apenas dos meses, escuchamos un fuerte ruido en la puerta y era uno de estos chicos que había caído con su moto chocando contra el coche de mi padre. Mi hermana, que aún era estudiante de medicina supo lo que hacer, llamamos a una ambulancia, le hicimos una limpieza y un vendaje superficial, y esperamos a que se lo llevarán al hospital. Este chico era hermano de un tipo peligroso del pueblo, y desde aquel día, toda mi familia estuvo bajo su protección.

Y lo que determinó que estuviéramos protegidos no fueron​ las palabras que aquel hombre dijo, sino que fuera él quien las dijera. Porque lo que da autoridad a un mandato no es el mandato en sí, sino quién lo pronuncio. Si mi padre dice en voz alta en medio de una plaza que deben protegerme, la gente puede que se ría de él, pero si el presidente del Gobierno lo hace por televisión, seguramente todos los medios públicos se pondrán a disposición de mi protección porque el que ha dicho la orden es alguien con autoridad. De hecho, la autoridad puede funcionar en los dos sentidos, puede hacer que te protejan o que te ataquen de todas partes. Como en las típica película en la que el protagonista es perseguido por muchas agencias gubernamentales simplemente por conocer la información que no debía conocer. En el Señor de los Anillos, cuando Gandalf se planta delante del balroj y le dice "No puedes pasar", lo que le impide pasar al monstruo de fuego no es ni él ni su cayado, es su autoridad.

En la Biblia dice que nuestro Señor tiene TODA la autoridad, no se reserva ni un poco de autoridad ajena a él. Con lo cual, cuando vayamos a luchar batallas complicadas, contra nuestro mayor enemigo, tenemos que tener en cuenta que él ya lanzó la orden con la cual él no nos puede tocar. No es una orden baladí, ni algo que él pueda saltarse, es una orden directa en la cual dice que nosotros pertenecemos a su pueblo, somos parte de la nación santa, y él no nos puede tocar. A mí me sirve recordarlo para desechar algunos miedos, y para, en momentos de temor y crisis, enfrentar con fuerza y valentía. Porque no se trata de lo que yo soy capaz de luchar o conseguir con mi lucha, se trata de la protección de la sangre de Jesús sobre mí, esa protección no tiene igual en la historia, en el universo, ni en ninguna dimensión que exista, es superior a todo escudo o armadura, aprovéchalo. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

domingo, 18 de junio de 2017

El espíritu de las reglas 19/06/2017

Malaquías 2:8: "»Pero ustedes se han apartado del camino; han hecho tropezar a muchos en la ley; han corrompido el pacto de Leví. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos."

Aunque ahora no esté tan activo, durante bastantes años fui un árbitro de baloncesto bastante competente. Y una de las primeras cosas que me enseñaron en mi primer curso de arbitraje marcó el estilo y la forma en que yo arbitré durante todos los años siguientes. Este concepto lo denominaba uno de mis profesores "el espíritu de las reglas", y venía a decir que por encima del Reglamento, estaban los principios que habían inspirado ese reglamento, por lo cual, si al aplicar una regla estábamos haciendo que el deporte fuera menos justo o deportivo, no debíamos aplicarla, a pesar de que estuviera escrita. Y esto se justifica en el hecho de que sí al seguir las reglas matamos este espíritu, podríamos cambiar el deporte en algo que no nos guste, y se supone que arbitramos ese deporte porque nos gusta tal y como es. Las reglas, por tanto, son necesarias, pero no deben de ser grilletes que nos atan y nos impiden actuar positivamente.

Esto ocurre actualmente en todas partes porque nuestra sociedad se ha convertido en una sociedad altamente burocratizada. Nos importa mucho más la regla que el resultado que esa regla pueda tener sobre las personas, así como que el principio que impulsó o inspiró esa regla. El otro día fui a intentar subsanar un error al Servicio Estatal de Empleo, resulta que para ellos yo no soy preceptor de un derecho durante un periodo de quince días porque tuve un error al sellar un papel. Da igual que durante esos quince días yo estuviera igual de desempleado y que mi hija tuviera la mismas condiciones conmigo, porque para ellos lo que hace que yo tenga ese derecho no es mi condición de padre desempleado, sino el que haya o no sellado ese papel. En mi caso no importa porque sé que el Señor subsana lo que los hombres hacen mal, pero resulta inquietante pensar que para nuestros estados somos un número que tiene que realizar una serie de cosas para ser receptor de sus derechos, es la antítesis de lo que el derecho significa.

Por suerte, vivimos los cristianos entre ese estado y el Reino de Dios, que es completamente distinto. Porque en el Reino de Dios, importa mucho mas el espíritu de amor y de misericordia que inspiran las leyes de Dios que las leyes en sí. De tal modo que, para nuestro Rey, siempre ha sido mucho más importante que las personas se salven antes que que la ley se cumpla, porque la ley se hizo para el hombre, no el hombre para la ley. Jesús pasó tres años tratando de hacer entender esto a los fariseos, amantes de la ley punto por punto, y no lo logró. Aún hoy en día, incluso en nuestras iglesias, tenemos este espíritu farisáico en muchos de nosotros. La ley es importante, pero ni mucho menos debe ser más importante que el amor y la misericordia, que los principios espirituales que inspiran esas leyes. Ay de aquel que haga tropezar, ay de quien corrompa el pacto de Leví. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

sábado, 17 de junio de 2017

Prepárate 18/06/2017

Isaías 54:2: "¡Extiende el sitio de tu tienda! ¡Alarga las cortinas de tus aposentos! ¡No te midas! ¡Extiende las cuerdas y refuerza las estacas!"

He trabajado muchas veces para organizaciones que se dedicaban a tratar a chicos de ambientes desfavorecidos, con deporte y con educación. Una de las cosas que es bastante general en niños de estas condiciones, es que la gran mayoría tiene un espíritu de pasividad con su propia vida que les impide tomar compromisos que les lleven a salir de sus problemas. Recuerdo, que a los que tenían más talento, y a los que no, siempre les decía "Entrena, estudia, prepárate porque cuando llegue un test o una prueba, es siempre mejor estar en exceso preparado que en defecto, y además, tienes la oportunidad de que alguien preparado (En ese caso yo) te ayude". Pero ellos tenían poca motivación y poca fe en que su vida y su futuro pudiera cambiar así que, literalmente, la lluvia les cogía con el campo sin sembrar, y el arado oxidado. Porque al que ara y siembra la tierra puede cogerle que no llueva, pero al que no, la lluvia le coge sin preparar.

Porque nunca verás funcionar el principio de "Esperar que las cosas ocurran para aprovechar sus beneficios" tanto como "Prepararse para que cuando las cosas ocurran aprovechar todos sus beneficios". Funciona mejor preparar todas las cosas que un bebé necesita, su cuarto, su ropa, sus juguetes mientras su madre está embarazada, antes que el bebé nazca... Y no, esperar que nazca y ver, con el bebé ya en brazos, como nos preparamos para cuidarlo y atenderlo en función de lo que se nos ocurra y la improvisación nos dicte. Prepararse implica dos cosas, seguridad en lo que va a ocurrir aunque uno no haya visto que eso esté ocurriendo, o llamado de otro modo, tener fe; y motivación para esperar que el evento ocurra. A nadie le gusta arar un campo cuando está seco y caluroso, ni sembrarlo, pero si no se hace en ese tiempo seco, cuando lleguen las lluvias no germinarán.

Por eso, como cristianos, debemos aplicar el principio de ensanche de la tienda, no podemos decir "Ya me prepararé cuando llegue la bendición", o "Cuando llegue mi oportunidad ya sabré aprovecharla...". Porque el Reino de Dios, en su funcionamiento natural no funciona así. El principio debe ser el de preparar el terreno para que Dios pueda hacer que brote vida en Él, el de construir el arca aún cuando el cielo esté azul y despejado de nubes, el del grupo de marineros que echan las redes al mar una vez más, incluso después de llevarse toda la noche de fracaso en fracaso. Debes prepararte para los planes de Dios porque tienes fe, debes tener fe, y crees sin ver, con total certeza, en lo que Dios puede hacer para cumplir sus planes. Y para ello debemos tener altos niveles de motivación para cumplir con la obra, motivación para que antes de ver ningún resultado ensanchemos nuestras tiendas sin descanso. Siempre preparados. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

viernes, 16 de junio de 2017

El pringado 17/06/2017

Juan 10:14: "Yo soy el buen pastor. Yo conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí,"

Cuando uno cumple veinte años se cree en la cima del mundo. Yo, cuando salía por la noche casi podía escuchar la música de la banda sonora de Fiebre del sábado noche mientras que yo andaba entrando en la discoteca, podía llegar a fliparme. Y en aquella época, era capaz de fantasmear de una manera masiva hasta tal punto, que la mitad de las cosas que decía no eran verdad, porque tampoco casi nadie podía comprobarlo. Hasta que decía que había estado en el lugar en el que alguien ya había estado de verdad, o hasta que decía que conocía a alguien a quien, en realidad, no conocía en presencia de un amigo del mismo. Entonces quedaba como quien era, un pringado, y además, todo el mundo lo sabía. Al menos, el que no fantasmeaba no se tenía que ver en la vergüenza de ser descubierto en frente de muchos, los dos éramos pringados quizás, pero yo lo había puesto públicamente en evidencia.

Porque lo que marcaba si yo conocía a alguien importante, o no, no era que yo lo dijera, era que aquella persona pudiera identificarme, me conociera y me hablara. Este año por primera vez pude conocer a los jugadores y cuerpo técnico del equipo de baloncesto de mi ciudad, y ellos, después del partido, me conocían y me invitaban a entrar a saludarles. La diferencia era abismal, porque cuando en realidad conoces a gente así, no fantasmeas de ello, tan sólo disfrutas de su compañía, nadie en su sano juicio va alardeando de a quien conoce, más bien disfruta de su amistad. Y es que, en realidad, lo que te hace fantasmear es la sensación intrínseca de que eres un pringado y que debes esconderlo, y como cada cosa que uno quiere esconder, normalmente se nota muchísimo. Y cuando uno no es un pringado también se ve a simple vista, es algo evidente hasta para el más torpe.

Como hijo de Dios tengo una buena noticia para ti, ya no eres nunca más un pringado, nadie puede decirte que no tienes un amigo importante, nadie puede impedirte la entrada a la mayor fiesta de la historia de la creación de este universo y del cielo, una fiesta sin fin, y tú conoces al dueño. Ya puedes pasearte por allí con tu camisa favorita, luciendo chorreras, con la actitud de un fantasma... Que si no conoces al jefe, tú no entras. En cambio aquellos que visten modesto, que no hacen ruido, que apenas se notan al llegar son aquellos que pasan primero, que consumen sin pagar y que se codean con el jefe. Los hijos de Dios no fantasmean, porque es Dios quién habla por ellos, y no tienen necesidad de levantar la voz ni hacerse notar, Él ya les conoce, les abrió la puerta, les hizo un nuevo traje, nueva vida, Él nos conoce, no somos importantes y por eso Dios nos salvó, Dios nos salvó y por eso somos importantes. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

¿Como amamos? 16/06/2017

Juan 13:35: "En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros.»"

Cuando era pequeño me encantaba jugar a baloncesto, era mi deporte y mi equipo era gran parte de mi universo. Recuerdo que cada uno de nosotros vestía con el chándal del equipo, y en clase de educación física podías ver quien era de cada equipo y de cada deporte en función de su chándal, de su camiseta o de sus pantalones cortos. Tal era así, que a los años, cuando se renovaba la ropa del club, a mi me costaba años tirar la antigua, hasta que casi era un trapo, porque sentía que la ropa era parte de un sentido de pertenencia a algo más grande que yo y más importante que mi mismo. Y antes tiraba un pantalón corto de marca a la basura que el de mi club. Para mí, que me costaba tanto socializar, era muy agradable el sentido de pertenencia al club que me daba tener esa ropa, asistir a los entrenamientos y a los partidos, y mi club se hizo como mi familia, no éramos los mejores, ni los más guapos, pero eramos nosotros.

Y esa necesidad de sentido de pertenencia del ser humano, se hace muy evidente con solo salir a la calle y observar a la gente. Algunos llevan la camiseta de su equipo de fútbol, otros visten algún distintivo que les identifica como miembros de una asociación o un club, otros llevan el uniforme de su colegio, trabajo, o Unidad Militar, el caso es mostrar a qué organización pertenece uno, que es lo que defiende, y que se vea para el resto del mundo. De hecho, para muchos estas organizaciones son como su familia, da igual si es tu equipo de fútbol, tu unidad policial, o el colegio profesional al que perteneces, muchos identifican esa pertenencia como una segunda familia. Y en todas estas familias, existe un distintivo. El distintivo no es, ni más ni menos, que una señal que identifica a los miembros como miembros, que no se puede copiar, ni duplicar, y es una posesión muy preciada para aquellos que lo tienen.

La Palabra de Dios dice que a los cristianos se nos conocería por un distintivo bastante diferente, un distintivo que no es algo que puedas comprar y ya mantener para el resto de tu vida. El distintivo de la familia de Dios no es, ni más ni menos, que el amor que sentimos unos por otros. De tal modo que uno debiera preguntarse si está dando este amor, y si esto lo identifica como un miembro de la familia de Dios. Porque pudiera uno estar sirviendo, orando, alabando a Dios en todo tiempo, y eso está bien. Pero si no amamos a nuestros propios hermanos con amor genuino, y ojo, esto cuesta muchísimo, jamás sabrán que somos discípulos de Dios. Hay que hacer por cultivar relaciones sanas dentro de la Iglesia, por perdonar a los hermanos, y por dar amor genuino a aquellos que nos rodean en la iglesia del Señor. No es un consejo, es un mandato. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

miércoles, 14 de junio de 2017

Kamikaze 15/06/2017

Filipenses 3:10: "a fin de conocer a Cristo y el poder de su resurrección, y de participar de sus padecimientos, para llegar a ser semejante a él en su muerte,"

Una de las cosas que más me llaman la atención, son los cambios que se efectúan en los seres humanos en función de la Cultura en la cual han nacido. Recuerdo, que siempre me llamaron mucho la atención los japoneses, pues creo que su forma de vida es prácticamente contraria a la nuestra. En la Segunda Guerra Mundial, en el ataque de Pearl Harbor, los japoneses lanzaron una serie de ataques perpetrados por la aviación que casi destruyeron la Flota del Pacífico americana. Una de las cosas interesantes de aquel ataque, es que las tropas de élite aéreas de los japoneses, denominados kamikazes, una vez acababan su munición, en vez de volver a casa se estrellaban contra algún barco para tratar de hundirlo. Era el último intento de que su vida sirviera para ganar una batalla, de dar significado más allá de la muerte al esfuerzo de millones de compañeros para poder dejarlos ahí.

Esto en el mundo, y muy especialmente, en el mundo de los negocios, se denomina "una victoria pirrica", ya que es ese tipo de victoria en la cual uno vence a tal costo, o pone tanto en riesgo, que lo que consigue con la victoria es menor que lo que pierde. Una empresa no puede plantearse luchar una batalla hasta el punto que el desgaste le impida salir a flote, ya que aunque gane la batalla, a la larga será una derrota en la guerra. Por eso en el mundo, en la vida normal, muy poca gente toma los riesgos que podrían llevarle a conseguir sus sueños, porque el fracaso al tomar esos riesgos sería inasumible para alguien que no tiene nada más que perder. Pero en cuanto alguien si que toma esos riesgos, observamos que su éxito marca la diferencia sobre la vida de los demás, son kamikazes, aquellos pilotos en sus pequeños aviones dirigiéndose contra algún acorazado.

Yo propongo que te sumes al kamikaze way of living, al modo de vida kamikaze, que en grandes rasgos es que "Si el Señor te manda a algún sitio, ve aunque sea a estrellarte". Y esto implica exponer públicamente tu fe, implica exponerse uno mismo por amor al Señor, porque no importa si lo perdemos todo por amor a Él, en Él, toda pérdida, incluso la vida, es gloriosa. No tenemos nada a lo que aferrarnos, y no es que yo no tenga nada que perder, tengo a mi hijita, que es tremendamente importante para mí, dramáticamente drástica en mi vida, pero la gloria de Dios es mucho más importante, porque es lo que necesita el colectivo, es la necesidad de todos, por eso tenemos que ser kamikazes. Porque la batalla importa más que nuestra vida, nuestro ego o nuestro estatus, la victoria siempre para el Reino, siempre para el rey, siempre en su nombre. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

martes, 13 de junio de 2017

Duros de cerviz 14/06/2017

1 Reyes 14:9: "Pero tú has actuado peor que todos los que reinaron antes de ti; te has fabricado dioses ajenos y has fundido sus imágenes para hacerme enojar, y luego me volviste la espalda."

Cuando yo era adolescente era un chico desconfiado, pensaba que todo el mundo quería insultarme, meterse conmigo, tratarme mal, era algo intrínseco en mí. Por eso aprendí a aislarme y a ponerme la máscara de solitario interesante. Porque mi falta de confianza me impedía relajarme y tener una relación de amistad sana con chicos y chicas de mi edad. Esto me causaba una tremenda desdicha, pues me pasaba el día deseando tener amigos a la vez que pensaba que todos estaban contra mí. Y no di por mucho tiempo mi brazo a torcer, yo era incluso agresivo en mis relaciones sociales, no podía reír con nadie porque pensaba que se reían de mí. Me gustaba bastante hacer mis trabajos en grupo solo, porque así no tenía que compartir méritos, en educación física me gustaban las pruebas individuales, dónde si fallaba, pues fallaba yo, y no debía responsabilidades a nadie, salvo en mi equipo de baloncesto, sólo allí me abría un poco.

Yo siento un gran amor por el pueblo portugués, pero es cierto que el tópico de que son cabezotas se lo han ganado a pulso. En uno de los primeros documentos que existen en los cuales aparece el nombre lusitanos, de dónde evolucionó el gentilicio luso, se les describía como un pueblo "terco, pendenciero y duro de cerviz, más le valdría a quien quisiera dominarlos entrar y matarlos a todos que tratar de llegar a ser sus amos.". Y este tipo de comportamiento es un comportamiento en su contra, su falta de confianza en los otros los hace tener desventajas en los negocios internacionales, no están bien posicionados a nivel político por este carácter hosco. Y no es que sean malas personas, de hecho son muy acogedores... Pero la dureza de su cerviz les hace perder muchos papeles de lo que podría hacerles ganar. Por el simple hecho de no ser más abiertos y razonables.

Jeroboam fue tan sumamente duro de cerviz que, a pesar de que el Señor le había confirmado como rey a través de los profetas, él no creyó su palabra y levantó ídolos para protegerse del rey de Judá. Y cuando no logramos conseguir un sueño que Dios puso en nuestro corazón, es con toda probabilidad porque nos faltó la fe para creer en él y luchar con la fuerza necesaria. Si alguien no cumple con su parte del trato, somos nosotros. Jesús no falla nunca, sus promesas son para siempre, Él nunca falta a sus palabras. Porque la parte de Dios, Él siempre la pone. Vivimos en una época en donde la gente no cree porque no ve milagros, pero yo digo que es al contrario, que la gente no ve milagros porque no cree en ellos. Solo aquel que vaya a las aguas profundas, donde sus pies no tocan el suelo, a buscar el sueño que Dios le haya dado, encontrará realmente la relación personal con Dios, y es más, sus sueños se verán cumplidos. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

lunes, 12 de junio de 2017

Sólo uno puede 13/06/2017

Isaías 31:1: "¡Ay de los que van a Egipto en busca de ayuda! ¡Ay de los que ponen su esperanza en la multitud de sus caballos y carros, y en la fuerza de sus jinetes, y no vuelven los ojos al Santo de Israel, ni buscan al Señor!"

Recuerdo las películas de Harry Potter y los libros con mucha ternura de mi infancia. Recuerdo que en estos libros y en otros libros de fantasía hay una figura literaria recurrente, en la cual, solo el personaje principal tiene la habilidad o la capacidad de conseguir vencer a las vicisitudes que le ocurren. Por ejemplo, sólo Harry está capacitado para vencer a Voldemort, en El Señor de los Anillos, sólo Frodo tiene todas las cualidades que se requieren para tirar el anillo, y así, con otros muchos libros e historias en las cuales solo el personaje principal está hecho para poder realizar la gesta. Y no es siempre porque sean los personajes con las cualidades más altas, ni en fuerza ni en inteligencia, pero simplemente son las llaves que abren las puertas qué son necesarias que sean abiertas. Es una cuestión de forma, no de tamaño, ni de cantidad, de calidad.

De tal forma que, al igual que una llave, hay personas que son las únicas en el mundo capaces de realizar una tarea. Hay gente que son los únicos capaces de burlar la seguridad de ciertas redes informáticas, y hay gente que son los únicos capaces de saltar más de una distancia concreta en el mundo. Existen los récordmans y récordwomans mundiales, gente que ha sido capaz de hacerlo que nadie en el mundo más puede hacer. Y muchas veces, como en el caso del saltador Jonathan Edwards, no es por ser los más fuertes, ni por ser los más dotados, sino por tener una conjunción de habilidades que le sitúa en un lugar donde nadie más puede llegar. Son llaves para esas puertas que nadie más puede abrir. Porque lo principal de una llave no es que sea grande ni pequeña, ni de un material especialmente bueno, lo principal de una llave es que abra una puerta, y que sea la puerta que necesitamos que se abra.

Por eso Jesús es una llave tan genuina y única en el mundo, una llave tan preciosa que ha de ser cuidada y protegida con el máximo mimo, porque abre la única puerta que nadie más puede abrir, la puerta de la salvación, la puerta al cielo. Y como dice la palabra, no es porque tuviera las cualidades que tenía, que las tenía, sino porque en Él confluían unas cualidades que nadie más podría tener, como ser al cien por cien Dios y hombre, así podía pagar con sangre humana y comprar en nombre de Dios, y otras. Y nosotros adquirimos una habilidad también genuina, somos capaces de tomar esa llave y darla a otros para que puedan abrir la puerta a la vida eterna, es más, no sólo podemos, debemos estar haciéndolo siempre. No hacer aquello que Dios nos diseñó para hacer nos condena a la insatisfacción, nos lleva al estancamiento, coge tu llave y compártela herman@, y vive la vida abriendo las puertas de la vida para otros. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

domingo, 11 de junio de 2017

Un Salvador, por favor 12/06/2017

Isaías 42:6: "«Yo soy el Señor. Yo te he llamado en el momento justo, y te sostendré por la mano; yo te protegeré, y tú serás mi pacto con el pueblo y una luz para las naciones."

Yo siempre he animado a clubes perdedores, clubes que, en el mejor de los casos, llegan a la final de alguna competición mayor para perderla, o alguna menor para ganarla. Clubes que luchan por no descender. Por eso me gusta el Betis, me gusta el Cádiz, por eso me gusta el Manresa de basket. Desde chico mi padre nos inculcó ser fieles al Estudiantes incluso en los días malos de tristeza. He seguido mucho a clubes así. Una de las cosas más curiosas de estos clubes es la búsqueda constante de un salvador, alguien que les de un buen año y por tanto les traiga un poco de desahogo económico y que vienen por dos vías distintas. Una es por la cantera, estos clubes necesitan invertir con seguridad y amor en niños con talento para que sean jugadores en el futuro comprometidos con el equipo; o con un fichaje sorpresa, un jugador, o muy joven o muy viejo, normalmente extranjero, y por el que nadie apostaría, pero que si les sale bueno, es una inversión que multiplica sus activos.

Pero a decir verdad, de uno u otro modo, todos buscamos un salvador. Algunos lo buscamos en una pareja, en un trabajo, en un pastor, en un psicólogo... Ponemos la fe en personas, quizás el material más endeble sobre el que construir algo que puedas encontrar, quizás el medio más falible de conseguir algo, porque las personas somos egoístas, somos perezosos, o eficientes según se mire... Las personas tenemos tendencia a fallar, pero todo el mundo busca a alguien que le salve, ya sea de sus agujeros, sus miedos o sus propias expectativas. Porque en realidad, de todas estas cosas necesitamos ser salvados. Necesitamos volver a sentirnos niños protegidos y cuidados, es parte de la vida sentirse tan perdido que te impide dormir. Y quizás el problema es como van cayendo, uno a uno, todos nuestros salvadores, porque tan sólo son ídolos en lugares altos, y como ídolos, son tan susceptibles de ser derribados que al final siempre lo son.

¡Qué bueno que el Señor estableciera un pacto con nosotros! Qué bueno tenerle de Salvador, que Jesús nos salvara de un modo tan genuino, salvaje y bello. Este versículo habla de Él, pero un momento... también habla de ti. Si que habla de ti, la Biblia nos pide que seamos imitadores de Jesús, y también a nosotros nos llamó, nos rescató en el momento junto, nos protegió, y también nos llama a ser luz entre las naciones. Herman@, déjame decirte que tú estás llamado a ser un Jesusito o Jesusita, y si bien no puedes ser el Salvador de nadie, estás llamado a participar en el proceso, tú estás en posición de ser quien alguien estaba buscando para llevarlo a quien en realidad puede salvarlo. Y da igual si naciste en este club y eres de la cantera o si el presidente te fichó a mitad de temporada, estás llamado a tomar parte en las victorias que hacen falta, en ganar los últimos partidos. Yo no sé tú... ¡Pero yo me apunto! Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

sábado, 10 de junio de 2017

La reconquista 11/06/2017

Marcos 1:15: "Decía: «El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse, y crean en el evangelio!»"

La invasión de Europa occidental por parte de los aliados en la batalla de Normandía de la Segunda Guerra Mundial, es quizás uno de los golpes más inteligentes que se hayan dado en una batalla. En aquellas playas del norte de Francia, aquel ejército de varios países, abrió lo que se define como una "cabeza de playa", que es la forma de nombrar la conquista de un lugar que puede servir de puerto para que el resto de tropas desembarquen en el lugar deseado. Este tipo de estrategias hace que un primer fuerte golpe en la mesa localizado se extienda como si fuera sobre la superficie del agua, como una onda, y hace que, tal y como unas pocas bacterias pueden iniciar una infección, unos pocos hombres puedan dar el giro a una batalla o guerra. Pasa en muchas reconquistas, tú vas perdiendo durante mucho tiempo, has sido conquistado u oprimido, y de pronto un golpe concreto derriba lo suficiente las barreras como para asirse y cambiar el curso de la guerra. Necesario es sólo que encuentres que playa debes atacar, dónde se debe proclamar el nuevo orden.

En deporte, a veces, también funcionamos así, especialmente cuando te enfrentas al mejor equipo de la liga, o simplemente a un equipo superior. A veces no es necesario ser superior, a veces, tan sólo es necesario que uno coja un par de puntos débiles del equipo contrario y golpee con contundencia una y otra vez en los mismos, esperando que esas momentáneas derrotas causen dudas en el equipo contrario y que minen su moral justo lo suficiente para ganar. Porque después del partido, el otro equipo seguirá siendo mejor que tú, pero tú habrás conseguido una gesta, que puede significar un trofeo, la salvación o simplemente, una subida enorme de moral para tu equipo. Siempre he estado en equipos especialistas en ganar de este modo, de encontrar esa playa, esa herida o ese agujero para colarse. Y es fabuloso cuando le ganas a equipos mejores.

Por eso yo digo que no es necesario que seamos mejores ni más poderosos que aquellos agentes que se oponen al Reino por todos lados. No tenemos que ser más fuertes que los movimientos proaborto, liberales o en contra de la familia, simplemente tenemos que agarrarnos a su debilidad y a la que es nuestra fortaleza que es Cristo. Y tal y como el hizo, proclamar su Reino en todo lugar, abrir "cabezas de playa" en cada cala, en cada piedra, en cada plaza y montículo, no tanto con palabras sino con hechos, conquistando con la contundencia del amor. No es necesario luchar a fuerza de gritos contra quienes atentan contra nosotros y nuestros valores, no es necesario pelear por la victoria en esas lides, simplemente esperar el momento adecuado y golpear, con amor, en el lugar más débil, sus corazones. Así veremos el Reino de Dios esparcido por toda la tierra, para Gloria de Dios. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

viernes, 9 de junio de 2017

La familia es familia 10/06/2017

3 Juan 1:5: "Amado, procedes fielmente cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos,"

Un año, un club de rugby alemán nos invitó, a mi club y a mí, a jugar un torneo allí en Hamburg. Era principios de la crisis y la verdad es que mi equipo no andaba bien de fondos, íbamos con lo justo. Al bajar del avión y llegar al campo, nos informan de que la inscripción al torneo, que sólo incluía una comida, costaba lo mismo que algunos traían para cinco días, nos quedamos un poco consternados. El caso es que esto llegó a oídos de uno de los alemanes que jugaban en otro equipo y la noticia corrió como la espuma, así que todos los jugadores de casi veinte equipos decidieron cubrir nuestros gastos, que no nos costó comer, beber e incluso nos invitaron un día a salir de fiesta con ellos, día que es recordado aún, por los veteranos del equipo como "ese día". Lo curioso es que yo pregunté porqué ese trato de favor, y ellos respondieron: el rugby es una familia, y en una familia todos cuidan de todos.

Esa sensación siempre me ha parecido maravillosa entre seres humanos, la de que todos cuidemos de todos, y todos buscamos la pertenencia a un grupo en el cual dulcifiquemos nuestra existencia con esta forma de actuar, de pensar, de cuidar unos de otros. Por eso la gente entra en grupos, equipos, peñas y todo tipo de actividades sociales, por eso el lema en muchas de ellas es "somos familia". Muchas veces he repetido que uno de los mayores avances de la historia del ser humano, y se ve en las tribus de la selvas más remotas, es la familia, el sentido de pertenencia consanguíneo o no con un grupo social que se une para realizar mayores cosas que las que cada uno de sus miembros podría realizar por sí mismo, pero que, además, por la importancia de la supervivencia conjunta, cuidan unos de otros por el bien común. Es la antítesis de lo que la sociedad vende, y el triunfo del altruismo.

¿Y como afecta esto a los hijos de Dios? Pues realmente la Iglesia es a la vez esposa e hija de Dios, y si Dios es nuestro Papá y nosotros somos sus hijos, es inevitable que se plantee el tema de cómo actúa Dios a través de sus hijos para con sus otros hijos. Y es que, si un grupo desconocido de jugadores de rugby pueden mostrarse amor por medio de gestos de socorro, los hijos de Dios debieran hacerlo de continuo, pelear de continuo con eso. Y yo me lleno de amor por mis hermanos cuando veo que alguien me acoge como me acogen en muchas ciudades cuando voy, ya sea de manera planificada o por un accidente. Y qué gran bendición siente uno al acoger y socorrer a un hermano desconocido, aunque sea tan sólo recogerlo de un aeropuerto, enseñarle tu ciudad, invitar a comer, ese auxilio te pega a él de por vida, y Papá lo sabe recompensar. Pues ¿Qué padre no ama que sus hijos se amén? Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

jueves, 8 de junio de 2017

Antiguo problema, solución nueva 09/06/2017

1 Samuel 17:23: "Pero mientras hablaba con ellos, oyó que Goliat, el guerrero filisteo, se puso en medio de los dos campamentos y lanzó el mismo desafío de los días anteriores."

Recuerdo que cuando estaba en el instituto, había un gran número de compañeros que copiaba en los exámenes, de hecho, yo a veces copiaba cuando no había estudiado. De entre todos, recuerdo que había un compañero que era un genio inventando nuevos modos de copiar. Siempre tenía algo que sorprendía al maestro, era muy difícil pillarlo y estudiaba muy poco porque copiaba muchísimo. Y no es que él hubiera creado una solución a un problema nuevo, él creó una solución nueva a un problema viejo. Porque él aprendía, de hecho, al preparar la nota de la cual copiaba el memorizaba muchos contenidos y a veces no necesitaba ni sacarla. Recuerdo que al final del instituto era uno de los diez primeros de la promoción, haciendo trampas, lo cual es horrible, pero su intelecto le valió el respeto de mucha gente que admiró su talento para idear estrategias eficientes para aprobar.

Quizás no muchos sepan que el invento más vendido del siglo veinte no fueron ni los teléfonos, ni las televisiones, ni los ordenadores. El invento más vendido del siglo pasado fue un invento español, la fregona, que es, de nuevo, una solución nueva a un problema muy viejo, como limpiar el suelo sin destrozarse la espalda. Y estos son, a veces, los mejores inventos, aquellos que resuelven viejos problemas con nuevas soluciones. La cremallera, el motor diesel, las medicinas en formatos nuevos como las pastillas o los supositorios, son ejemplos claros de este principio. Y el que encuentra este tipo de soluciones en la vida y en los negocios encuentra un nuevo nicho de éxito que nadie habría podido esperar. Por esto es necesario que busquemos suele nuevas soluciones para nuestros problemas, que no nos amoldemos a soluciones antiguas, que usemos nuestra capacidad creativa.

En el Reino de Dios somos resistentes al cambio por naturaleza, a pesar de que Jesús era poco amigo de un mismo modo de hacer las cosas y de ciertas tradiciones. Pero tratamos de, en efecto, sentirnos cómodos a base de repetir una y otra vez las mismas soluciones. Pero si Jesús trajo una solución nueva a un problema antiguo -la mortalidad-, tenemos que seguir su ejemplo de manera certera. No valen las actitudes caducas, de soluciones viejas que no solucionan nada ante los nuevos problemas, ni ante los viejos. El gigante lleva mucho tiempo retando al pueblo de Dios, ahora hace falta algún David que lo enfrente de manera distinta, de manera valiente, de un modo que nunca nadie antes lo había enfrentado. Hermano, el Reino de Dios es un Reino de creatividad, tan sólo deja que fluya en tu vida, recibe ese regalo y úsalo para impactar el mundo para el Reino, para que el éxito sea el camino del Evangelio. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

miércoles, 7 de junio de 2017

Hasta que lo necesites 08/06/2017

Salmos 18:5: "Los lazos del sepulcro me rodearon; ¡me vi ante las trampas de la muerte!"

Quiero pediros que os pongáis la imagen en la cabeza de un rebelde sin causa. Así me sentía yo desde que recuerdo, aún con mis cinco o seis añitos cogía mi bicicleta y quería escaparme de mi calle e ir a coger ranas u otro hobbie de esos que teníamos los niños y que hoy las videoconsolas han matado. Lo más curioso de este rol que yo asumía, es que había cierto momento en el que yo necesitaba la ayuda de alguien superior, porque me metía en algún lío, porque no planificaba bien alguna acción que quería llevar a cabo, al final necesitaba ayuda y en esos momentos siempre acudía a papá y a mamá, entonces me convertía de nuevo en el niño bueno, el rebelde sin causa se callaba la boca. Recuerdo, una vez que quise entrar en un negocio, y era un timo, y gracias a que mis padres me ayudaron no me metí en problemas serios, ya que por mí mismo era incapaz de salir.

Y los seres humanos somos en general un poco así, queremos sentirnos autosuficientes, mostrarnos capaces de resolver toda situación y, en parte, esto nos hace sentir mejor. Sin embargo, todas aquellas personas que reniegan de, por ejemplo, la policía, son los primeros en llamarlos cuando les atacan. Todas aquellas personas que reniegan de sus padres, acuden a ellos en los momentos de máxima necesidad. Porque no somos autosuficientes, es más necesitamos de unos y otros para poder vivir, necesitamos compenetrarnos con aquellos que saben más que nosotros de otras cosas para así hacer una unidad eficiente. Todos, eres un momento de necesidad, nos volvemos de nuevo ese niño bueno, ese gatito manso para, si es necesario pidiendo perdón, que nos ayuden en nuestro problema. No conozco a nadie que sea ajeno a ese comportamiento.

Por eso, las mejores armas que tenemos los creyentes para evangelizar no son nuestros talentos y experiencia, la mejor arma es la paciencia. Porque la gente puede pasarse una vida renegando de Dios, jurando su inexistencia, maldiciendo su nombre y gritando que no lo necesita... Hasta que lo necesite. Hasta que se sienta dentro de un féretro real o metafórico, hasta que las garras de la muerte, de la enfermedad y del pecado hagan cosquillas en tu barriga. Leí el otro día que la mayoría de personas con adicción a la pornografía, piden ayuda para salir de ella en momentos de necesidad, ante un chantaje o por miedo a ser descubiertos, antes no tienen necesidad. Y será igual para todos porque dice la palabra que toda rodilla se doblará. Paciencia hermano, paciencia, al final todo el mundo necesita al Padre, todos se vuelven gatitos mansos, todos se vuelven niños buenos. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

martes, 6 de junio de 2017

Lo que te queda 07/06/2017

Hechos 20:24: "Pero eso a mí no me preocupa, pues no considero mi vida de mucho valor, con tal de que pueda terminar con gozo mi carrera y el ministerio que el Señor Jesús me encomendó, de hablar del evangelio y de la gracia de Dios."

Recuerdo que mi padre podía a veces ser duro, especialmente con los estudios. Y a veces yo le daba razones para serlo, pues no era demasiado aplicado. El caso, era que cuando realmente si me aplicaba, y sacaba una buena nota, lo cual no pasaba a menudo, mi padre no era de ese tipo de personas que te dan una palmada en la espalda, siempre decía: "seguramente tienes que estudiar para el próximo, no te centres en lo que has hecho sino en lo que te queda". Y si bien es cierto que yo no prestaba mucha atención a ese consejo, porque tengo grandes dotes para la celebración de triunfos, cuando uno se centra en lo que le queda por hacer, y no en lo que ha hecho, consigue alcanzar metas mucho más importantes y relajarse menos en el proceso de vivir. Celebrando, normalmente no se consiguen éxitos, éstos se consiguen centrando la vista adelante y caminando más allá, porque si miro atrás, quizás me vea tentado a volver allá.

A mí me encanta ese poema de Antonio Machado que dice que "la vida son ríos que van a parar al mar", que compara la vida con caminos que uno mismo va formando conforme va caminando. Porque expresa una realidad acorde con algo que es fácilmente observable, y es que no existen dos vidas, dos trayectorias ni dos formas​ de transitar iguales en este mundo. A su vez, uno no puede desandar el camino, porque nadie sabe ir atrás en el tiempo, pero si puede hacer un giro tan pronunciado que se quede paralelo a dónde estaba hace tiempo, y ahí se pare. Hay personas que viven tan centrados en acontecimientos o éxitos del pasado que no consiguen nada nuevo en el futuro, pasa especialmente en artistas y músicos que triunfaron muy jóvenes. Pero aquellos que siguen caminando con una trayectoria hacia delante, siempre llegan a algún sitio, bueno o malo, pero llegan.

Pablo siempre estuvo hablando de la necesidad de fijarse en el trayecto de la carrera y seguir corriendo. Porque si uno mira a los lados, se puede distraer por el paisaje, en forma de ocio y distracciones mundanas que nos impiden alcanzar nuestro destino como hijos de Dios. Pero aquel que desanda el camino y se coloca paralelo a un momento de éxito pasado, jamás crece, no cambia, se estanca como hijo de Dios. Por eso, si celebro lo que Dios ha hecho en mí, lo celebro caminando hacia delante. Si canto sus victorias, lo hago cantando mientras corro, nunca dejo de correr en pos de mi Señor. Y si no sé cuál es la trayectoria que he de seguir al caminar, tan solo sigue la luz que Jesús emite, en su palabra, a través de una vida de completo sometimiento a Él, en la oración y en el servicio también. Caminante, en efecto nuestro camino va hacia el mar, hacia el mar de aguas cristalinas de Dios, tan solo cae por el camino que Dios te ha marcado. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

lunes, 5 de junio de 2017

Una nota de esperanza 06/06/2017

Lamentaciones 3:7: "Por todos lados me asedia y no puedo escapar; ¡muy pesadas son mis cadenas!"

Yo soy padre a pesar de ser soltero, y, como parte del proceso que tuve que asumir cuando mi hija vino al mundo, una de las partes más importante fue el darme cuenta que mi hija era una bendición y no una cadena que me ataba y me impedía moverme. Recuerdo en una de las primeras reuniones con padres separados, no creyentes, que alguno de ellos decía que cómo iba a ser posible llevar una vida normal con el lastre que suponía física y mentalmente y la mala visión que se tiene de nosotros a nivel social. Para ellos, porque la sociedad veces es así, su divorcio y sus hijos eran una cadena y algunos los rechazan por esto, hay padres separados que rechazan a sus hijos porque para ellos significan el fracaso de sus vidas. Pero que la sociedad te diga que tu vida no tiene solución, o que lo haga tu familia, no significa que tengan razón pueden estar tan equivocados como lo llevan estando toda la historia.

Y es que el mundo lleva convencido durante milenios de que los cicatrices te limitan, de que las cicatrices no son buenas ni son parte de la vida. El mundo está convencido de que hay errores que no tiene solución ni redención. Pero en cambio, a pesar de que esta información esté ahí y sea limitante, a menudo me encuentro con los casos más dispares de personas que andan redimiendo su pasado. Gente que se ha quitado sus cadenas, lo que le ataba que parecía imposible de quitar, y están haciendo una vida nueva. Porque en la medida en que dejamos que una expectativa falsa, ya sea creada por otros o nuestra, actúe sobre nuestra vida, estamos atados a algo irreal pero algo que nos condiciona. Todas estas cadenas, son mentales, y son tan difíciles de eliminar que algunos no lo consiguen nunca. Algunos viven con ello como el animal que está atado a la estaca y su mundo es marcado por la longitud de su cuerda.

Por eso, a veces me sorprende como hay personas que se ven encadenados dentro del reino de Dios, no solo por estas situaciónes, sino también por ciertos pecados. Y escuchamos esa expresión archiconocida de "Yo no puedo servir a Dios o tener un propósito en el porque soy un pecador", como si los demás no fuéramos pecadores. Todos nos hemos sentido alguna vez como describe el versículo de hoy, incapaces de desencadenarnos de nuestro pecado. Pero hoy te traigo una nota de esperanza a tu vida, porque dice la palabra que Jesús vino a dar libertad al cautivo, a liberar a aquel que está preso, también de cadenas mentales. Por eso, no debes pensar que no hay propósito para tu vida, que no eres suficientemente bueno para Dios, porque nadie lo somos. Pero puedes pensar que Dios te puede librar de tu cadena que puedes serle útil para su Reino y siempre que estés en sus manos. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

domingo, 4 de junio de 2017

Jugadas de resultado incierto 05/06/2017

Hebreos 11:1: "Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve."

El fútbol americano es un deporte muy interesante y difícil de jugar y entender. Recuerdo que el año que jugué en los Linces de Sevilla, me di cuenta de la complejidad táctica y estratégica que este deporte tenía. Recuerdo qué, tanto el equipo de ataque, como la defensa tenían diferentes libros de jugadas con múltiples jugadas para múltiples situaciones, y las tenían que memorizar. Lo curioso, es que a pesar de que las jugadas fueran buenas, solo funcionaban si se adaptaban a la defensa o el ataque contrario. Porque si mi jugada paraba muy bien los pases pero el equipo contrario jugaba a la carrera, seguro ganarían yardas. Igualmente, si mis jugadas son buenas para la carrera, pero el equipo contrario tapa bien los huecos, yo no ganaré demasiadas. Por eso, cuando el quarterback, o el líder de la defensa mandan una jugada, el resultado es incierto, solo si se acierta con lo que el rival hace, uno de los dos equipos tendrá éxito y el otro fracasara.

La vida, a veces es así, uno debe escoger dos caminos y no sabe cuál de ellos le puede ir mejor. Al final, uno piensa que habría pasado si hubiera escogido el que no escogió. Lo peor, es que cuando tenemos que tomar una decisión, no sabemos qué criterios nos hacen elegir una u otra opción. A la hora de escoger entre un trabajo, a veces es el dinero, el horario o las facilidades que nos proporcionen para compaginar nuestra vida familiar. A veces para escoger un hobby, miramos igualmente el horario, los compañeros, el precio del mismo. Lo que está claro es que en función del criterio predominante, la decisión quedará reflejada. Si mi criterio predominante es el horario, pero yo escojo el trabajo que más dinero me proporciona, la decisión es errónea. Igualmente, si me criterio predominante son los compañeros, pero yo es cojo el hobby más barato, la decisión será igualmente erronea.

Se supone que, cómo hijos de Dios, nuestras decisiones están fundamentadas en dos criterios fundamentales. El primer criterio es que aumenten la fe, por lo tanto, si me encuentro ante dos caminos, he de escoger el que más me haga confiar en Dios, es decir, el menos seguro, el que te lleve a tener que salir de tu zona de confort y control y pasar a la zona de control del Señor. El segundo criterio debe ser que nuestra decisión no agrade a nuestros padres o amigos, sino que agrade al Señor, que la tomemos con los ojos puestos en el corazón de Dios. Y entonces observaremos nuestras decisiones, si estas han sido tomadas en función de estos criterios se deberá observar a simple vista, si no, tendremos que examinar en función de que criterios estamos tomando las decisiones para cambiar nuestra forma de pensar y decidir, para hacerlo como hijos de Dios. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

sábado, 3 de junio de 2017

Demostrar o parecer 04/06/2017

1 de Juan 4:13: "En esto sabemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que él nos ha dado de su Espíritu."

El rugby es un deporte plagado de tradiciones, tradiciones que se hacen en todo el mundo, como el tercer tiempo, que es algo general para cualquier equipo de rugby; tradiciones como la haka, la danza neozelandesa que se ejecuta antes de los partidos; y hay tradiciones de cada equipo, como el bautizo de iniciación de un jugador. En mi equipo, particularmente, si no has hecho el bautizo de iniciación no eres un jugador. De tal modo, que uno puede parecer un jugador, vestir como un jugador, comportarse como un jugador y a todos los efectos no será uno de ellos, porque si no ha pasado su bautismo no es un jugador, ni puede acceder a todos los ritos y partes del partido y después del partido que tienen estos, entre otras participar en los bautismos de otros compañeros. En eso el rugby es maravilloso, porque no es suficiente con parecer, si quieres ser, tienes que ser.

Y es que siendo sincero, no es lo mismo ser que parecer, no es lo mismo aunque parezca lo mismo. Un estafador trata de parecer lo que no es durante el máximo tiempo posible para obtener las ventajas que tienen aquellos a quién se parece. A veces, nosotros mismos, cambiamos nuestro modo de vestir y nuestra apariencia para aparentar y parecer algo que no somos. Recuerdo que tenía unos amigos que salían muchísimo, y con ellos salíamos a diferentes lugares, a veces, íbamos a bailar hip hop, otras veces música latina, a veces música electrónica incluso a veces nos metíamos en locales de reggaeton. Lo gracioso era que nos "disfrazabamos" según el tipo de fiesta con una vestimenta que no nos identificaba, pero que nos mimetizaba con la gente que allí iba. Pero al final, lo que nos identifica es nuestro comportamiento y no nuestra vestimenta, por eso yo puedo vestirme de jugador de fútbol americano, que eso no significa que pueda jugar en la NFL.

Uno de mis mayores miedos actualmente sigue siendo parecer un cristiano y no serlo. Me atenaza el hecho de pensar que a veces no soy capaz de demostrar mi pertenencia al Reino de Dios, y trato de parecer lo que no soy. Y me pregunto como saber si soy o no cristiano, siendo la respuesta el versículo de hoy. Si yo tengo al Espíritu de Dios en mí, esto tiene que dar unos frutos de comportamiento en mí, siendo el primero de ellos que, aunque peque, yo no practique el pecado. Luego están los frutos del espíritu, si soy una persona colérica... o comedida, si soy avaricioso y ambicioso... o tengo contentamiento. Todas estas cosas debieran apreciarse en mi carácter y mi comportamiento ¿Se revuelve algo en mí cuando presencio lo malo, lo injusto o lo pecaminoso de este mundo? Porque debiera reflejarse en mí y en mi carácter si el Espíritu de Dios está en mí. Todos debemos examinarnos, no parecer más cristianos, SER hijos de Dios, no parecer. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

viernes, 2 de junio de 2017

Organismo paralítico 03/06/2017

Juan 15:5: "Yo soy la vid y ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí ustedes nada pueden hacer."

Recuerdo la película "Mar adentro" como una de las películas que más me agobió y me impresionó siendo yo bastante joven. Esta película cuenta la historia de Ramón Sampedro, que se quedó tetrapléjico de joven y luego luchó durante años para que le dejaran morir. Y a mí me impresionó porque sé que sentiría ese hombre, yo tampoco querría vivir así. Una de las cosas que era fundamental de Ramón es que necesitaba a alguien que hiciera todo por él, sino moriría en días. También recuerdo una película de dos niños, uno listo y débil y otro fuerte pero muy tímido. Un día el fuerte cogía en sus hombros al listo y se transformaban en uno, el listo hacia que el fuerte se comportara bien, y el fuerte ponía el músculo para los planes del listo. Y hay algunas veces, en nuestra vida, en que observamos realmente qué la influencia de otra persona nos hace ser mejores, y hacer cosas más productivas.

De hecho, uno de los problemas que tenemos cuando trabajamos con chicos de ambientes desfavorecidos es la dificultad de encontrar buenas influencias a las que ellos puedan agarrarse, influencias que positivicen el trabajo que nosotros estamos haciendo. De tal modo que, a veces, estas influencias negativas de los lugares de origen de estos chicos, no hacen más que tirar por tierra nuestro trabajo y causarnos grandes dificultades. Por eso, en nuestros trabajos inclusivos, tratamos de que los niños de ambientes desfavorecidos pasen mucho tiempo con otros niños de ambientes favorecidos para que sean una influencia positiva en ellos. Ya que, tener influencias positivas o negativas a tu alrededor, influye en gran manera el modo de actuar que tú tienes. Esto se debe a que, por mucho carácter que uno tenga, siempre trata de parecerse a lo que hay a su alrededor para integrarse, si es bueno, trataremos de ser buenos, si es malo trataremos de ser malos.

Sin embargo, la palabra dice que somos incapaces de hacer nada bueno sin estar unidos a Jesucristo. Ya que Jesús es la influencia positiva suprema. Una vez que uno conoce la historia y la obra de Jesús es difícil no verse influenciado a tener un comportamiento más positivo y correcto. Pero cuando uno se transforma en pámpano, y se enlaza a la vid, es insuflado por la savia de la vid, es bañado por el torrente de agua viva que no cesa y, por lo tanto, es llevado a hacer cosas que él mismo no creía que sería capaz de hacer. Cuando el Espíritu Santo habita en nosotros, realmente empezamos a hacer cosas buenas, realmente dejamos que nos aparte de todas aquellas cosas malas que nos atraen. Por eso, si quieres ser mejor persona, no te plantees nuevos propósitos, no hagas en tus fuerzas lo que eres incapaz de hacer, simplemente arráigate más en Cristo, sé más uno con Jesús. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

jueves, 1 de junio de 2017

La Parábola del Huevo Kinder 02/06/2017

Mateo 22:37: "Jesús le respondió: «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.”

¿Quién no sido pequeño y ha recibido al menos una vez un huevo kinder? El huevo kinder era, y es, una golosina de chocolate que, en forma de huevo, presentaba dos cosas: Primero una cubierta chocolateada y dentro un regalo, que se denominaba sorpresa, y que en realidad era una tontería pero a los niños nos encantaba. Mi hermana, por alguna extraña razón, detestaba el chocolate, aún lo detesta, y recuerdo que a ella le compraban el huevo kinder solamente por la sorpresa. De hecho, mi hermano y yo estábamos muy contentos cuando le compraban un huevo kinder, porque nos comíamos el chocolate de ella y ella solo tenía sorpresa. El problema para mi hermana, es que, al final, ella no probaba nada, si tenía hambre, con hambre se quedaba. Porque se supone que la sorpresa es solo un complemento, el alimento es el chocolate, a pesar de que muchos no lo llamarán alimento, la cubierta de plástico y el juguete no se pueden comer.

La parábola del huevo kinder es una idea que se me ocurrió poco después de convertirme y que es aplicable tanto a situaciones de la vida, como de la Iglesia. Esta habla de que, en cualquier evento, lugar, conversación, persona nueva que conozcamos, y relación de la vida hay una parte que alimenta y una parte de sorpresa. La parte que alimenta, es aquella que nos hace crecer como personas, por ejemplo en un evento, la parte que alimenta puede ser el conocimiento que obtengamos de ese evento, la revelación que saquemos de las actividades que se realicen. Y luego como sorpresa puede ser que encontremos una camiseta que nos guste, o que conozcamos a una persona interesante, pero el mero hecho, per se, de conocer a una persona no es el alimento, es la sorpresa. Y está bien que cojamos la sorpresa, pues es un regalo de Dios, es parte de todo el conjunto.

Nuestro problema pudiera ser qué en una situación de la vida, especialmente aquella en la cual vamos a honrar a Dios, fuéramos antes por la sorpresa, que por el alimento. ¿A que me refiero? Bien, ante cualquier evento eclesiástico, uno debe estar dispuesto a recibir más de Dios, nuestra primera orientación debiera ser siempre honrar, adorar, conectar, sentir y disfrutar de Dios. Sin embargo, en muchos eventos tenemos una orientación distinta, cómo encontrar pareja, conectar con personas que nos pueden reportar un beneficio, u obtener nuestra propia honra, y estas cosas pueden ser parte de la sorpresa y no estaría mal que fueran parte de la sorpresa. Pero... ¿Y si te pasa como a mi hermana y sólo te quedas con la sorpresa? ¿Y si sólo buscas la sorpresa? Al final estarás con el mismo hambre con el que llegaste, por mucho que tengas un juguete entre tus manos, que no es valioso al lado del alimento, tu hambre va a seguir llamando dentro de ti. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma