Hechos 27:14: "Pero al poco tiempo un viento huracanado, conocido como Euroclidón, dio contra la nave"
He de admitir que hay ciertas horas del día a las que me gusta ver películas de dibujos con mi hija, más cuando ella y yo sólo podemos vernos en los días que nos toca visita. Hay una película que últimamente vemos mucho, se llama Vaiana, Moana para muchos países fuera de España. En un momento de la película, esta heroína lleva un tiempo buscando a un personaje llamado Maui, y se desata una tormenta tremenda que la hace naufragar, pero que es desatada por el océano, que es un personaje que funciona de manera inteligente, Vaiana está frenética con el océano y quiere golpear al océano, pero cuando mira a su alrededor se da cuenta de que está justo en la isla donde Maui vive como un náufrago. Ella se queda un segundo atónita, mirando al mar con cara de sorpresa, y este, con un ola asiente como diciendo "¿Decías algo?". Pese a todo lo que había pasado, el plan del océano la había traído a su destino.
A mí me ha pasado a veces, tratar de solucionar en un trabajo un gran problema y darme cuenta, al poco tiempo, que en la marea en que me había visto sobrepasado, estaba la solución a mis problemas, que había una nueva situación inesperada por mí que solucionaba todos mis problemas. Me ha pasado mucho en mis finanzas, pensar que no llego, no llego, no llego, hasta que llego. Que la gran base de mis miedos se convirtiera en la solución a mis problemas. Porque el final del camino, en casos como este nunca es el previsto. Pablo no esperaba en hechos tener que pasar por un periplo como el del naufragio, pero las pruebas a las cuales Dios los sometió allí y como ellos las soportaron, así como la demostración de poder de Dios a través de Pablo si que eran parte del plan de Dios para aquel momento. Aunque en la tempestad seguro que muchos perdieron toda confianza.
Por eso, aunque tu plan haya sido poner tu barca en la dirección correcta, y veas aparecer una tormenta, no temas. Y no temas, porque Dios está usando esa tormenta para acelerar tu camino, para hacerte confiar en él, para que sientas lo que es naufragar en sus fuerzas y para que entiendas que su plan SIEMPRE es mejor que el tuyo. Tú eliges, puedes quejarte contra el océano, patear la orilla y enfadarte... O puedes darte cuenta del gran regalo que es una tormenta de parte de Dios y un naufragio en sus orillas. Si algo he aprendido en estos cuatro años de caminar junto a Él, es que todas las tormentas en las cuales me meto con Dios son increíbles, maravillosas y espectaculares, y además, al salir el sol, Él me ha llevado a algún sitio inédito, inesperado y maravilloso. Amad@ lector@, Dios te bendiga.
Guille Alías - Semillas del alma