Miqueas 5:7: "Entre los muchos pueblos, el remanente de Jacob será como el rocío del Señor y como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan nada de nadie ni ponen su confianza en los seres humanos."
Como profesor durante siete años conocí a muchos niños. Y cuando has trabajado con niños durante mucho tiempo, te das cuenta de que hay muchos niños y niñas con intereses parecidos, gustos parecidos, y preferencias parecidas a través del tiempo. Estos son, lo que yo llamo niños normales, niños promedio, que en su perfecta individualidad y en su diferencia son parecidos a la individualidad y la diferencia de otros chicos y chicas. Lo que pasa a veces, es que entre una clase o un equipo de niños, hay un niño o niña al que peyorativamente llevamos "raro", y ese "niño o niña raro", son así porque tienen diferentes gustos, diferentes preferencias y diferentes modos de pasar el rato que los demás niños. Esta forma de ser diferente, les hace ser sociablemente poco atractivos, de tal modo que suelen ser niños retraídos y solitarios simplemente porque van contracorriente.
Cuando uno es un "niño niña raro", el problema no es que sea socialmente poco atractivo, sino que tú desees integrarte en el grupo y no sepas. Eso provoca frustración, insatisfacción e infelicidad. Sin embargo, cuando los "niños y niñas raros" no quieren integrarse en el grupo, son muy felices. Son niños con capacidades diferentes, con una creatividad diferente y con una capacidad de ver el mundo de manera tan diferente que puedo aprender más de ellos como profesor, que ellos de mí como alumnos. En la iglesia, a veces no nos damos cuenta de que estamos llamados a ir contra corriente. Ir contracorriente implica que tenemos que estar expuestos a una pobre vida social entre los no creyentes, a una incapacidad de integración con los demás. El problema viene a ser peor cuando uno no quiere no integrarse, porque nos causa infelicidad y frustración.
Pero si juntamos este versículo de hoy con aquel que dice que debemos cambiar nuestra forma de pensar, es a nosotros a quien nos corresponde cambiar nuestro modo de pensar para no esperar nada de nadie ni siquiera que nos acepten. Porque somos aceptados en la familia de Dios mismo. Tenemos que estar muy presentes de que socialmente no seremos bien vistos, pero podemos elegir ser bien vistos socialmente o ser bien vistos en el Reino de los Cielos y esa elección es primordial. No vamos a poder vivir con un pie en cada lado de la decisión. A veces pienso que soy yo el que tiene que cambiar y suavizarme porque el mundo ya no está preparado para digerir el mensaje de Jesús. Pero quizás eso hace que muchas personas no lo conozcan porque ven en mí una doble forma de vivir, sin embargo, el mensaje de Jesús era cierto hace dos mil años hace cuatro mil y lo sigue siendo hoy. Seamos los"niños raros" de este tiempo. Amad@ lector@, Dios te bendiga.
Guille Alías - Semillas del alma
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