Salmo 145:13: "Tu reino es un reino de todos los siglos; tu dominio durará por todas las generaciones."
El gobierno de cualquier país o estado, es la forma en que se organiza el liderazgo del mismo. Una cosa interesante de esto, es que todo ciudadano, por el mero hecho de serlo, está sometido a la forma de gobierno que sea soberana en el lugar donde vive o al que pertenezca. Hay formas más y menos justas de gobierno, pero en todas persiste esa verdad inalienable, y es que yo estoy sometido a las leyes y al gobierno de mi país, quiera yo o no. Frente a esto podemos tomar dos formas de ser: O somos buenos súbditos, ciudadanos, o como quiera llamarnos el estado en cuestión, o somos rebeldes, e intentamos enfrentarnos a ese Status Quo imperante. Incluso, en esta última, los hay rebeldes pacíficos, no pacíficos, y luego, completamente violentos o terroristas. Pero sea como sea que yo sea, igual tengo que verme sometido al gobierno.
Una de las cosas que demuestra ese principio, es que cuando una persona es rebelde, incluso un terrorista que quiere enfrentarse al gobierno de un estado o país, siempre ha de conllevar consecuencias como la cárcel, consecuencias como la muerte o consecuencias económicas. Si nos ponemos a pensar, uno puede tomar estas mismas actitudes frente a la soberanía del Señor. Porque uno puede o no decidir si deja que el Señor sea soberano en su vida, pero esto no quita que Señor ya sea soberano de todo el universo y lo que contiene. Esto es porque nosotros (ni nadie) no estamos capacitados para huir de las reglas naturales y de las reglas establecidas por Dios para que nosotros vivamos. Quizá yo quiera rebelarme contra la ley de la gravedad, pero estoy seguro que aunque quiera rebelarme, si me tiro de un campanario caeré hacia el suelo y me mataré.
Asimismo es con todo, la sociedad actual puede decir que está rebelada contra Dios, pero eso no quita que Dios sea Dios y soberano del universo. Por eso, podemos hacer leyes en contra de las leyes y principios de Dios, pero todo aquel que incumpla las leyes de Dios, que se rebele contra su soberanía, incluso de manera terrorista... al final va a pagar consecuencias como la muerte, consecuencias económicas, o consecuencias de castigo. Esto es algo que estamos obligados a mostrarle al mundo, que la insatisfacción, la tristeza, todos los sentimientos que nos hacen estar viviendo una vida vacía en el mundo, provienen de la rebelión contra Dios, y la única cura a esos sentimientos no es otra que estar en la presencia de Dios aceptar su soberanía y vivir en su gloria. Amad@ lector@, Dios te bendiga.
Guille Alías - Semillas del alma
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