Josué 1:8: "Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien."
Mis padres siempre fueron buenos padres, nos querían, nos cuidaban, nos daban lo que necesitábamos, e incluso aquello que no necesitábamos y podrían proporcionarnos. Sin embargo, creo que tanto ellos como otros padres, a veces crean diferencias en la relación que tienen con sus hijos. Esto es porque, aunque yo tenga el mismo amor y el mismo trato por mis hijos, según como ellos se comporten conmigo, yo tendré una relación más cercana o más lejana, tendré más o menos confianza. Y no hay que sentirse culpable por ello, somos humanos, y por tanto es normal que creemos relaciones más afines con aquellos que nos hacen sentir mejor o peor. Mis padres nos darían la misma herencia, genética y no genética a sus hijos... y el mismo amor, pero las relaciones son distintas entre los tres hijos y nuestros padres.
Yo creo que Dios, nunca negocia con su salvación ni con su amor, que es siempre el mismo para sus hijos. Sin embargo la relación que tiene con cada uno de ellos, cambia en función de cómo estos han sabido tener afinidad hacía Él... ¿Y de qué manera podemos saber si hay afinidad con Dios? ¿Como podemos conseguirla? Pues muy fácilmente, siguiendo su palabra haciendo lo que está escrito en, como dice el versículo, este libro de la ley. Imaginemos a un hijo que ame a su padre, y ame pasar tiempo con él, escucharle en sus consejos, y sentarse a sus pies a ir sus historias. Y luego podemos imaginar a un hijo que no tenga tiempo para pasarlo con su padre, que desoiga sus consejos y se aburra en las conversaciones que tienen. Al final de una vida tendrán relaciones distintas con su padre, a pesar de que ambos son amados y, en efecto, recibirán su herencia.
Pero lo que marcará el trascurrir de la vida de un hijo, el éxito en situaciones concretas y exactas de su vida, será la cercanía que tenga y la confianza para poder contar con su padre como ayuda, para seguir los consejos de la experiencia, para, en función de las historias de su padre, no repetir sus errores pasados o los errores de conocidos suyos. Tener una buena relación con nuestros padres siempre es una ventaja para que todo nos vaya mejor. Cuánto más será tener el favor de una buena relación con el Padre que creó el ser, el que cuando nada era, Él ya era... Por eso hay que cultivar una buena relación. Pasar tiempo con Él y con su palabra, oír sus consejos, sus historias, y confiar en que desea lo mejor para nosotros y nos ayuda. Tú decides como vives su paternidad, de cerca o de lejos. Amad@ lector@, Dios te bendiga.
Guille Alías - Semillas del alma
No hay comentarios:
Publicar un comentario