Santiago 2:16: y alguno de ustedes les dice: «Vayan tranquilos; abríguense y coman hasta quedar satisfechos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve eso?
En una de mis series favoritas, el personaje principal, Pernell Harris, es un mujeriego empedernido. El hecho es que se pasa la primera temporada de la serie diciéndole a su mujer "te quiero", él siempre tiene esas dos palabras para pedir disculpas. Pero como le dice su esposa en un momento dado: "Pernell, el amor no se declara, se demuestra". Uno de mis mejores amigos resume esa frase en la expresión "Obras son amores", porque ¿Quien puede decir que ama a alguien mientras su vida demuestra con actos que no la ama en absoluto? Podemos confundir el amor con deseo, pero todo el mundo coincidirá conmigo en que no puedo amar a una persona y serle infiel, no podemos amar a una persona y pasar de ella durante días o semanas, no podemos amar a alguien y hacerle daño premeditado. Es una forma de comportarse que es antiamor.
El libro de Santiago ha sido a veces muy controvertido para la Iglesia pues expone una tesis incómoda para muchos, y es que muchos habían asentado sus doctrinas en una especie de fe difusa que se declaraba y una vez declarada, solucionaba todos los males. Para ellos, el libro de Santiago, era un libro tremendamente incómodo, pues expone que nadie que tenga fe puede vivir sin demostrarlo, sin que se produzcan frutos en su vida que todos podamos ver. Por eso yo creo que una iglesia, o mejor dicho, una comunidad eclesial que no exprese su fue con frutos de amor, es una comunidad vacía. No podemos decir a boca llena que amamos al Señor, mientras que servimos a otros señores, llámense dinero, ocio, egoísmo o como quiera. Aquel que quiera ver y comprobar a quien ama más, que vea en quién invierte más tiempo y pensamientos.
A la iglesia del siglo XXI no le deben servir ya más aquellos miembros qué se pasan la vida declarándole su amor a Dios mientras le son infieles en camas ajenas. Igual que el testimonio individual es relevante a la hora de que personas que no conocen al Señor le conozcan. Estamos a veces dando un testimonio colectivo de inactividad, nuestras comunidades debieran servir al Señor por amor y al prójimo con denuedo. Yo soy gracias a Dios por haberme colocado desde mi conversión en una comunidad en la que estas cosas son parte de sus señas de identidad. Por tener pastores y líderes que no se asustan si sus ropas huelen a oveja, o a oveja perdida, pues han entendido el cometido de la Iglesia. Estamos llamados a demostrar el amor, a sacar a personas del barro, a alimentar hambrientos, porque en el fondo, hermanos, obras son amores. Amad@ lector@, Dios te bendiga.
Guille Alías - Semillas del alma