domingo, 3 de septiembre de 2017

Huérfanos 03/09/2017

Zacarías 11:4: "Así me dijo el Señor mi Dios: «Cuida de las ovejas que van al matadero,"

Los huérfanos no son solamente aquellos niños que no tienen madre o padre, para mí, como entrenador y educador, los huérfanos son todos niño que vive desamparado y desauciado por la sociedad, incluso por las instituciones. Yo pensaba que había conocido a alguno de estos en mis años, hijos de la droga y el alcohol, hijos de la pobreza... Pero jamás podría haber imaginado conocer lo que conocí cuando trabajé en un centro de menores tutelados. Ahí sí que hablamos de niños rotos, niños que, para el estado, no son más que un número en el expediente sin ningún tipo de esperanza. Y una de las cosas más relevantes en cuanto a educación, redención y estos aspectos, es que cuanto peor está un niño, más recursos necesita que se inviertan en él y, normalmente, menos recursos invierte el estado o la comunidad Autónoma en ellos.

Y esta es la gran tristeza de nuestra sociedad, que hay una especie de pirámide en función de tus posibilidades, y cuánto más alto estés en la pirámide más se invierte en ti, ya sea el estado, las corporaciones, las instituciones educativas y deportivas, u otras. Pero eso siempre va a hacer que quien esté más arriba se aleje cada vez más de quien esté más abajo, que solo en pocas ocasiones logrará salir de la base, y en general, vivirán una vida con poca esperanza y poco futuro. Uno de los casos más evidente es el de los sin-techo, de los que el estado hace caso omiso, y de los que se encargan algunas entidades benéficas. Pero si el estado invirtiera en abrir un centro en las ciudades de reinserción de estas personas, apoyo psicológico, donde pudieran apostar por sus cualidades, estoy seguro que la inversión multiplicaría los activos y al final daría réditos. Evalúa a una sociedad por como trata a sus mendigos.

Y es que la vida no merece ser vivida sin ningún tipo de esperanza, por eso nosotros llevamos a Cristo, la verdadera esperanza al mundo. Pero una vida de rutina vacía, sin esperanza, se asemeja bastante al camino de un muerto viviente, con los ojos vacíos, la cabeza gacha y el corazón aletargado, sin dignidad. Por eso Dios nos llama a invertir la pirámide,a gastarnos mas con las ovejas que otros ya dieron por perdidas, porque Él no ha dado a nadie por perdido, Él sigue invirtiendo. Y aunque la oveja perdida sea más sucia, que lo es, más fea, que lo es, más aburrida... Estamos llamados a limpiarla, a abrazarla y a demostrar que se equivocaban aquellos que les dijeron que no, que no valía la pena. Hoy te llamo a invertir en los de abajo, en los que nadie ha querido invertir, para que Jesús ya pueda darle la vuelta a la pirámide. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

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