miércoles, 6 de septiembre de 2017

De doble moral 07/09/2017

2 Samuel 12:5: "David se puso muy furioso contra aquel hombre, y le dijo a Natán: «Juro por el Señor que ese hombre merece la muerte."

Los niños y las niñas son geniales, me encanta trabajar con niños porque aprendo muchísimo de ellos, más de la vida incluso que de la profesión. Hace algunos meses reflexionaba acerca del doble rasero moral que todos parecemos tener, y me di cuenta que esto es mucho más fácil de verlo entre niños pequeños, que esto empieza cuando somos muy niños. Si ves a niños de 5 a 6 años, cuando alguien les hace algo parecido a lo que ellos hacen, se lo toman mucho peor que con lo que ellos mismos han hecho. Para ellos es mucho más grave lo que hace cualquier otro niños alrededor que lo que hacen ellos. Un niño es incapaz de ver la gravedad de sus propios actos porque carece de empatía, y por lo tanto, las consecuencias en sus actos para otros no pueden ser tan dolorosas como lo son las de los actos de otros para él.

Y aunque nuestra empatía crece conforme nos hacemos mayores, es muchas veces una empatía teórica más que práctica, porque aunque tenemos la consciencia de que los demás sufren por nuestros actos, no parece que le pongamos mucho remedio o nos preocupe lo más mínimo. Un ejemplo claro es que la mayoría de nosotros criticamos a los políticos por corruptos cuando los datos arrojan que dos de cada tres españoles cometen algún tipo de corrupción en sus relaciones con el estado, y las cantidades no son relevantes, es mucho más relevante que hayamos olvidado que esas cosas están mal, simplemente mal aunque las hagamos nosotros, y alguien que hace cosas que están mal no es más que una mala persona, una persona digna de castigo.

Y esto parece ser el peor error de memoria que tenemos los seres humanos, que hemos olvidado lo pervertido que está nuestro corazón, lo perversos que somos. David había olvidado el mal cometido contra Urías simplemente porque había desaparecido quien le pudiera acusar de su mal, que por otra parte era de dominio público. La mayor victoria del enemigo no es sólo que nos hayamos olvidado de él, porque los cristianos no lo hemos hecho, su mayor victoria parece ser que el hombre haya olvidado que es pecador y que necesita su perdón diario, incluso entre los cristianos muchos lo hemos olvidado. Sin ese concepto en nuestro corazón no vamos a poder entender el amor de Dios, la gracia, la redención y toda la gesta de la Cruz de Cristo, sin nuestro convencimiento de pecado no hay arrepentimiento y no hay hombre nuevo, no hay nada. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

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