domingo, 10 de septiembre de 2017

En la casa de Papá 10/09/2017

Jeremías 17:8: "Ese hombre es como un árbol plantado junto a los arroyos; echa sus raíces junto a las corrientes, y no se da cuenta de cuándo llega el calor; sus hojas siempre están verdes, y en los años de sequía no se marchita ni deja de dar fruto.»"

Soy de ese tipo de persona que cree que cada niño y cada niña son un maravilloso proyecto de futuro. Un maravilloso proyecto del que me resulta curioso, interesante y fascinante formar parte. Ahora bien, he descubierto algo, durante todos estos años he visto como hay factores que influyen en la crianza de un niño, pero ninguno tan gravemente, en ambos sentidos positivo y negativo, como la relación con los padres. Una relación con los padres buena lleva a un desarrollo correcto y libre de la personalidad, al establecimiento de normas que favorecen el buen comportamiento y el amor, y conlleva seguridad en el crecimiento y el pensamiento de esos niños. En cambio una mala relación o la ausencia de relación hacen que un niño se desarrolle cojo, triste, vacío e inseguro, incapaces de asumir relaciones humanas sanas entre iguales.

Y hay una estadística horrible y detestable que pone en tela de juicio algo de lo que muchos psicólogos se están haciendo eco desde hace algunas décadas. Y es que, en la sociedad actual, hemos obviado la importancia de los padres, especialmente del padre. Primero porque los padres y madres trabajan muchas más horas fuera de las que solían, pero además, paradójicamente hay una corriente feminista actual que rechaza la importancia de la figura paterna, y a los padres, o se les está invitando, o muchas veces, no se les está dejando ser padres. Y las consecuencias están siendo devastadoras. En primer lugar, porque hay una generación ya de hombres que no saben ser hombres, y de mujeres que no saben si son o no dignas de ser amadas y conquistadas por un hombre. Y eso, en segundo lugar, crea una gran cantidad de discapacitados emocionales.

Sin embargo, la separación de un papá o de una mamá no es, ni con mucho, tan grave como la separación del Papá de todos nosotros, de nuestro Señor Dios. Porque la separación de Dios produce el pecado y el pecado, produce la muerte. Así que da igual si uno cree o no, porque como dice la Biblia, los demonios también creen... Lo que Dios quiere de nosotros es cercanía, porque la cercanía produce amor, el amor produce obediencia y la obediencia santidad. Y esto es un círculo porque la santidad produce más cercanía con Dios. Cómo es propicio que nos criáramos en casa de papá y mamá, es mucho más propicio que habitemos bajo la mano de Papá, y nos enraicemos en sus arroyos, que habitemos en la casa de Papá, es el único modo de tener vida y de que sea una vida plena. Acércate a Papá, el lleva mucho tiempo esperándote, y tú lo necesitas. Amad@ lector@, Dios te bendiga.

Guille Alías - Semillas del alma

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